Exposición


 

 

Leonardo Favio

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A un año y unos meses de su muerte, la Casa Nacional del Bicentenario brinda este homenaje a nuestro primer cineasta, que además fue cantante y actor. Una verdadera sinfonía del sentimiento para rememorar y emocionarse.


A un año y unos meses de su muerte, la Casa Nacional del Bicentenario brinda este homenaje a nuestro primer cineasta, que además fue cantante y actor. Una verdadera sinfonía del sentimiento para rememorar y emocionarse.

 

Esta muestra tiene un largo título, casi como alguna de las películas del homenajeado: se llama Leonardo Favio: Un recorrido por su obra. Una reflexión sobre su poética. Una invitación a recordarlo siempre.

Estas tres frases describen a la perfección la intención de sus curadores: evocar el trabajo de gran Leonardo, bucear en las razones de su extraña poesía y recuperarlo a través de la memoria. ¿Cuántos de nuestros padres se conocieron bailando un tema suyo? ¿Cuántos estudiantes de cine se maravillan aún con películas como El dependiente?

La exposición ocupa dos plantas y su principal característica es la moderna manera de acceder a su contenido. Pantallas audiovisuales, archivos sonoros e instalaciones preparadas especialmente para la ocasión conviven con las fotografías y los objetos que lo acompañaron durante su prolífica vida.

Recomendamos acercarse los días que ocurren las visitas guiadas (Josefina y María José son las dos especialistas y anfitrionas), pero para aquellos que quieran recorrer la muestra sin guías, desde Planeando sobre BUE les ofrecemos un recorrido posible.

Lo primero a no perderse es el corto que se exhibe en un sinfín en la planta baja: ¿Qué más? Con sobrias imágenes, una máquina de escribir y unos fundidos, nos acerca la voz de Favio instalando su propio mito. Ese off es un hallazgo y fue rescatado de un viejo programa de televisión.

Ya en el primer piso nos encontramos con una cronología de pared a pared, que comienza con los primeros recuerdos de su infancia, su estadía en el Hogar El Alba, cuando fue un nene abandonado; el primer bolo que hizo en el cine, testimonios gráficos junto a Torre Nilsson y María Vaner, Crónicas de un niño solo y su consolidación como cineasta.

Al fondo de la estancia aparece un maravilloso retablo, obra de Claudia Vanni, en la que se aprecia un altarcito con sus memorias: el libro Botón Tolón que Evita mandó al Hogar dentro de una caja con regalos para todos los chicos, el megáfono roto con el que arengaba a sus extras, su pañuelo, una vieja cámara de 16, todo rodeado por velitas blancas. Aconsejo ir preparados para evitar el papelón de largarse a llorar al verlo, como hice yo misma.

Hay una reconstrucción dibujada de su piecita en Mendoza y una réplica del cuarto oscuro en donde Juan Carlos Villarreal, el fotógrafo de todas sus películas, revelaba el material.

Un mural de Andrés Echeveste  nos remite al universo del Aniceto y la Francisca. Podemos ver mil veces el plano secuencia del final de Juan Moreira o la alucinada fábula de Nazareno cruz y el lobo.

Un apartado especial merece el capítulo en que se relaciona su obra con el movimiento peronista. Imágenes y secuencias de Perón, sinfonía del sentimiento, conviven con una instalación llamada El amor del siglo, que deja ver las figuras vintage de Evita y su marido. Un cuadro original de Daniel Santoro se exhibe en uno de los muros, y podemos apreciar la confección casi artesanal que Favio tuvo que asumir para dotar de imágenes su documental.

Y creo que de eso se trata este homenaje: de realzar el valor que Leonardo le confirió a  la imagen. A través de su construcción nos pintó un mundo, su mundo, que a la vez generó repercusiones en nuestros sentimientos.

Vayan con tiempo y con pañuelos. Y déjense envolver en la atmósfera de los otros visitantes, porque la energía que se crea en el lugar es muy especial. Una señora que escuchaba sus discos en la sala beat de la muestra me miró a los ojos y me dijo “Yo no puedo olvidarlo”. Yo tampoco.

 

Casa Nacional del Bicentenario. Riobamba 985. Martes a domingos de 15 a 21. Hasta el 8 de junio. Entrada libre y gratuita.

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