Jazz


 Teatro Coliseo

 

Marcelo T. de Alvear 1125.

Jueves 14 a las 21. 


Larry Carlton

Por: Lucas Petersen

Vuelve luego de treinta años un guitarrista emblemático de la fusión de los 70 que, además, acompañó como sesionista a algunos de las más grandes figuras de la música popular. 


¿Es Larry Carlton el guitarrista de jazz más escuchado por el público del rock argentino? Difícil decir que no, si se tiene en cuenta que puso sus sutilísimas intervenciones al servicio de Charly García nada menos que en "Clics modernos". Re escúchese cuidadosamente, por ejemplo, “No soy un extraño” y se tendrá una dosis comprimida de su estilo.

Es que, más allá de su carrera solista, Carlton ha sido uno de los sesionistas más destacados del mundo, con miles (literalmente) de colaboraciones con artistas como John Lennon, Michael Jackson, Quincy Jones, Jerry García, Barbra Streisand o Joan Baez. Joni Mitchell, luego de su notable aporte en Court & Spark, comparó su estilo con la pesca con mosca, quizás por su facilidad para generar con su guitarra pequeños señuelos sonoros: precisos, ingeniosos, volátiles, atractivos.

Carlton es un héroe de la guitarra, de esos en que fue particularmente pródigo el jazz fusión de los 70, cuando integró formaciones de The Crusaders y de Steely Dan. Si algo lo salvó de la lamentable obsolescencia de parte del jazz rock de los setenta fue ese estilo. Tenía ya entonces una moderación que atravesó muy bien las décadas. A diferencia de muchos de sus colegas de entonces, no se lo escuchaba tocar con el ceño fruncido y el gesto de estamos haciendo algo importante. Ni una vez un arrebato de virtuosismo se llevó por delante la preminencia de una melodía bien delineada. No hay apuro por llegar a ningún lado. Más bien, un regodeo en el instante, en el efecto momentáneo que puede producir cada nota y cada acorde.

Además, cuanto más blusero se pone y cuanto más se reduce el grupo que lo acompaña (dispensándonos de arreglos no siempre imprescindibles), las cosas mejoran aún más. Vale la pena, por ejemplo, ver su actuación en el festival de jazz de Lugano (Suiza) de hace cinco años. Los punteos parsimoniosos y dulzones a lo BB King (con quien comparte además el modelo de guitarra), más el plus funky de los 70, parecen ser hoy la marca de la madurez artística de Larry Carlton.

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