Fotogalería


 FoLa.

 

Godoy Cruz 2626. Lunes a domingos de 12 a 20. Miércoles cerrado. Hasta el 12 de marzo.

 


Ocurrencias y regalos (para la vista)

Por: Cecilia Navesnik

Un autor español difícil de encasillar. Una obra simpática, irónica y sutil. Sesenta y seis fotografías para practicar el asombro y ejercitar la sonrisa.

 


Hace algunos años recomendé una muestra colectiva en el Museo de Bellas Artes. La mirada en el otro -así se llamaba- reunía a los ganadores del Premio Nacional de Fotografía de España entre 1994 y 2008. Se presentaban unos quince artistas, la mayoría desconocidos para mí. Recuerdo claramente un par de imágenes de esa muestra. Las recuerdo porque utilizaban el lenguaje fotográfico de una manera diferente. Sé que las mencioné en esa nota. Su autor era Chema Madoz.

Con el tiempo volvería a cruzármelo y conocería su obra. Hoy Chema Madoz tiene cara para mí, y dejó de ser solo un nombre que -confieso- también me resultó particular. Hoy puedo darme el gusto de recomendar en Buenos Aires una muestra dedicada por completo a su trabajo.

Corría la década del ochenta en Madrid. Madoz estudiaba Historia y hacía cursos de Fotografía. En esa época compró su primera cámara, y dos años después presentó una muestra individual. Desde entonces no paró de producir y exponer, y consolidó su personal propuesta.

¿Por qué sus fotos son tan peculiares? Intentaré explicarlo. Madoz se considera un escultor con ojos de fotógrafo. Construye sus propios objetos o los toma de ámbitos cotidianos. Los modifica o los coloca en entornos y situaciones que no les son habituales. Recién ahí los fotografía, siempre en blanco y negro. Juega, así, con una mezcla de familiaridad y extrañeza. Hace visibles asociaciones inesperadas. Se vale de las funciones de esos objetos, de sus características formales, de su comportamiento, de su simbología. Se apropia del ritmo y de las texturas. Apela a metonimias y metáforas, las literaliza. Todo con una cuota de humor, casi con picardía.

Madoz no es un fotógrafo en sentido clásico. Sus imágenes son a veces guiños, posibles gracias al uso de una cámara. Otras veces las copias son solo el modo de registro, la fijación de ideas pre-fotográficas. Su obra conjuga técnicas distintas, y escapa a una clasificación de géneros tradicional. Sin embargo, sus fotos son directas y accesibles, minimalistas y técnicamente impecables. El estilo de Madoz es una rareza, un doble sentido sin dobleces. Conózcanlo. Garantizo que lo van a pasar bien.

 

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