Fileteado


 

 

Encuentro anual de fileteadores

Por: Fernando Arenas

Única oportunidad para poder apreciar tamaña muestra de la técnica porteña por excelencia. La mayor exposición anual con actividades de interés para quienes la practican y el público en general, que año a año suma adeptos a desarrollar este arte.


Única oportunidad para poder apreciar tamaña muestra de la técnica porteña por excelencia. La mayor exposición anual con actividades de interés para quienes la practican y el público en general, que año a año suma adeptos a desarrollar este arte.

 

La explicación del origen del filete como técnica bajada de los barcos de inmigrantes es bien conocida, pero lo cierto es que aquel estilo nada tiene que ver con el fileteado porteño. Todo comienza con un cartel que se realizaba en la segunda mitad del siglo XIX sobre los carros de transportes alimenticios tirados a caballo para diferenciar su especialidad y procedencia comercial. Se realizaban sobre los laterales y comenzaron a tener firuletes, que no es el origen de la expresión como algunos piensan, ya que filete es una palabra derivada del latín filum, que significa hilo o borde de una moldura, refiriéndose en arte a una línea fina que sirve de ornamento. Comenzó la fabricación de pinceles especiales, mango muy corto y pelos de seis centímetros para los trazos largos y de tres y medio para las letras y números.

La belleza que ostentaban los carros era el prestigio de la empresa que los poseía y los especialistas estaban en la calle lindera al puerto, hoy Paseo Colón. Con la llegada de la tecnología apareció el automóvil y enseguida los camiones, que salían de fábrica sólo con chasis y cabina -la caja debía hacerla el propietario y quienes se dedicaban a eso estaban en la zona de Avellaneda y Barracas- empezaron a ser fileteados desde la salida misma del taller.

De a poco desaparecieron los talleres para arreglo de carros y los usados en el campo se arreglaban en algunos que quedaban en la ciudad, quienes al terminar el arreglo los pintaban, allí es cuando el filete se hace rural. La inclusión de las ornamentaciones como pájaros, flores, diamantes y dragones se las debemos a Miguel Venturo, heredero de la técnica de su padre Salvador, pero Miguel estudió Bellas Artes y revolucionó la técnica dándole la actual estética en su taller de Floresta desde donde se podría decir que es la cuna del actual filete porteño. Con la llegada del camión y la creación del colectivo el arte estalló, arraigándose para siempre en esta ciudad. En la década de 70 se hace la primera muestra de filete y se lo instituye como arte para quienes hasta entonces lo veían a diario en el transporte y comienza a verse masivamente como un arte. Pero nunca falta el que arruina todo, en 1975, poniéndose en valor una absurda ordenanza municipal, se prohíbe el fileteado de los colectivos aduciendo que el usuario confunde el número de línea en medio de tanto firulete. Aquí se retira de nuestras vidas y queda en nuestra cotidianeidad adornando todo tipo de objetos de uso. Con el tiempo casi desaparece, pero en la actualidad un resurgimiento del arte hace que se produzcan estos encuentros anuales con jornadas llenas de actividades para su difusión, donde en esta edición exponen más de setenta artistas de todo el país. Entre los más destacados podemos encontrar a Héctor Bonino, José Espinosa, Alfredo Genovese, Memo Caviglia, Silvia Dotta, Marcelo Sainz, Patricia Berman, Claudia Berlusconi, entre una lista interminable. Un orgullo porteño que no debe dejar de visitarse.

 

Museo de la Ciudad. Defensa 217. Sala Permanente de Filete Porteño. Apertura: viernes 13 a las 18. www.fileteadores.com

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