Vivitos y coleando 2

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Los payasos de Hugo Midón vuelven al ruedo con su bagaje de sueños y canciones. 

El teatro Picadero está repleto. Niños muy chiquitos, de dos a ocho años, exploran las butacas bajo la mirada divertida de sus padres. Hay expectativa, todos esperan con ilusión a que salgan los payasos.

Y ellos no se hacen rogar. Allí está Camar con su gorro de legionario, Rocat con su ajedrez en la cabeza, Lauri con una nariz muy roja. Y los demás, cada uno con sonrisa de brazos abiertos.

La platea explota y empieza a cantar la canción de bienvenida, Te vuelvo a encontrar, con una alegría contagiosa.

La energía que irradia este espectáculo dirigido por Manuel González Gil no puede ser mejor. Se trata de una reposición de aquella que presentara Hugo Midón allá por la década del 90. Mantiene las divertidas, reflexivas canciones del querido Carlos Gianni y está organizado en pequeños cuadros, que se corresponden con la dinámica de un juego infantil. Cortitos, divertidísimos y al pie.

Los vestuarios personalizados, que reflejan la forma de ser de cada payaso, los objetos que ayudan a jugar en escena, el diseño de luces, todo se ve ajustado y funcionando con el objetivo de generar un auténtico disfrute.

Impresiona la vigencia de los diálogos y los gags, compuestos de detalles que describen nuestra realidad cotidiana. Y allí resplandece el humor a prueba de todo.

El elenco, compuesto por Julián Pucheta, Vicky Barnfather, Rodrigo Cecere, Flavia Pereda, Fernando Avalle y Agustina Barach, se luce con performances y voces increíbles.

Y qué decir de los actores protagónicos: Roberto Catarineu y Carlos March emocionan y divierten como siempre. Están ahí, renovando los laureles conseguidos durante nuestras infancias. Amados.  

Laura Oliva brilla en escena, divirtiéndose y transmitiendo esa felicidad al público y a sus compañeros. Su payasa es la más explosiva, la que más sabe jugar, la que arranca las mejores carcajadas de los chicos. Tanto talento junto conmueve y energiza.

Recomendamos Vivitos y coleando para chicos y grandes. Es una experiencia gratificante, bienvenida en estas épocas que corren.

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