Richie Kotzen

Por: Patricio Cerminaro

A los 7 años tomó una guitarra por primera vez. A los 19 grabó su primer disco solista. Richie Kotzen es uno de los guitarristas más virtuosos del mundo. Y su nueva visita a la Argentina es la mejor oportunidad para conocer a las manos más veloces de su generación.

El mundo pudo haber tenido un gran concertista de piano. Pero el rock siempre termina ejerciendo su magnetismo y los cuernitos metaleros siempre se imponen: a los cinco años, un pequeño llamado Richie Kotzen comenzó a tomar sus clases de piano y, se comenta, era muy bueno para su edad. Pero solo dos años después y casi de casualidad, el niño se cruzó con Kiss y, de paso, con el rock. Sustituyó teclas por cuerdas y amplificadores y nunca más las cambió.

A partir de allí, su historia se volvió casi tan veloz como sus dedos: 19 años tenía cuando grabó su primer disco solista. Es cierto, no tenía una reputación, solo una guitarra y un par de manos ágiles. Pero también es cierto que no le hacía falta nada más. Semejante fue la repercusión que un año después grabó un video a modo de tutorial (que actualmente puede encontrarse en YouTube) en el que develó todos sus trucos: la técnica del legato, en la que toca la guitarra solo con su mano izquierda, lo hizo famoso y no tuvo problemas en compartirla. A partir de entonces, su ascenso fue constante: hasta la actualidad grabó más de 20 discos, colaboró con artistas como Poison y hasta reemplazó a Paul Gilbert en Mr. Big, con todo lo que eso significa.

Es que tiene todo para ser el paradigma del guitarrista virtuoso: es un Jimi Hendrix prolijo, un Eddie Van Halen de perfil bajo, un Stevie Ray Vaughan diverso. Porque de la diversidad saca su fuerza: puede tocar un solo de hard rock con el mismo gusto con el que encara el jazz fusión, el funk o el R&B.

El próximo 16 de julio, Richie Kotzen vuelve al país para hacer sonar un repertorio al que le sobra calidad, gusto y velocidad de guitarra eléctrica. La oportunidad de ver a uno de los guitarristas más virtuosos de su generación está al alcance de la mano. Y hay que aprovecharlo.

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