Marcelo Dellamea y Gaby Améndola

Por: Lucas Petersen

El dúo de guitarristas chaqueños vuelve al escenario para seguir trabajando sus finas versiones de grandes del instrumento como Jeff Beck o Larry Carlton. 

Conocimos a Marcelo Dellamea cuando –literalmente— casi no tenía que afeitarse. No había abandonado la adolescencia aún cuando ya despertaba murmullos desde la banda del Chango Spasiuk, no solo por la ligereza de sus dedos sino por una precoz madurez como intérprete. No tanto después, armó con su hermano Hugo y con Ariel Sánchez el trío Dos Más Uno, que tras un sólido y entrañable primer disco está por poner en la calle el segundo.

Dellamea ya estaba rumbeando hacia el jazz (sin dejar el folklore) cuando se cruzó con Gabriel Améndola, otro guitarrista chaqueño radicado en Buenos Aires que, como él, se había acercado al género desde otro lugar. En este caso, desde el rock, matriz de su primer y reciente disco, Ficusfortaleza. Desde entonces (2014), empezaron presentarse juntos cada tanto, acompañados por una banda con batería, bajo y teclados.

El repertorio que hacen es un manjar para los amantes del territorio híbrido entre el jazz, el blues y el rock: Jeff Beck, Larry Carlton, Robben Ford, John Scofield, Fourplay, Luis Salinas, algún tema propio… Pero, aunque se basan en temas o versiones de estos héroes de la guitarra, si algo se agradece es la falta de pose. Sus abordajes, con guitarra eléctrica y alguna vez con criolla, son sensibles, de enorme buen gusto y amor por las formas más leales del instrumento.

Nada de esos gestos superfluos (musicales o faciales) con que algunos buscan tapar las propias obviedades afean temas como Room 335, Cold Gold, 101 Eastbound o I Put a Spell on You (con Améndola en voz, en una versión morosa basada en la de Jeff Beck, pero sin demasiado que envidiarle a algunas de las mejores que andan dando vueltas por ahí).

 

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