Muestra


 Zurbarán.

 

Zurbarán. Cerrito 1522. Lunes a viernes de 10 a 21. Sábados de 10 a 13. Hasta el 24 de abril.


Oscar Vaz

Por: Fernando Arenas

El legado de uno de los maravillosos artistas hijos de esta ciudad se exhibe en el emblemático salón de Cerrito, con entrada libre y gratuita. Una excelente oportunidad para disfrutar.


Si bien fue hijo de inmigrantes andaluces, esta ciudad tuvo el placer de ver nacer a uno de los más importantes plásticos americanos, plasmador de una realidad que solo él y su poder de observación podían ver con esa perfección de detalle.

Vaz recorrió desde temprana edad los muelles del antiguo Puerto y el barrio de Barracas entre el siglo XIX y XX, acompañando a su padre en la tarea de despachante de Aduana. Se obsesionaba por los matices que producían los atardeceres, aquellos días soleados sobre el paisaje marino de La Boca. En cada tela podemos apreciar un mágico despliegue de luces que no se ve en otro artista, la forma de plasmar la realidad por medio de técnicas de pincel y espátula son un sello inconfundible de su trabajo.

Abrazó la profesión de la mano de su maestro francés Numa Ayrinhac, famoso en aquellos años por sus retratos. Este legó a su discípulo la técnica de claroscuros con la cual aprendió a valorar los matices del color.

En 1945 Justo Lynch, el pionero de nuestros marinistas, descubrió en una exposición realizada en los salones del Club de Barracas el trabajo de Vaz y en adelante compartirían inolvidables jornadas de labor en el Riachuelo.

Su primera exposición la produjo él mismo en la Galería Müller de la calle Florida, presentando un conjunto de marinas que la crítica y el público recibieron con entusiasmo. Las ventas realizadas le permitieron devolver el dinero que pidió prestado para alquilar el salón. Y de aquí en más el éxito económico sería una constante en su trayectoria: era habitual que sus exposiciones fueran vendidas en pocas horas. De allí en adelante expuso con éxito arrollador en las grandes capitales, ocupando los principales podios de las artes. Pero nuestro país fue siempre su lugar en el mundo, junto a su única hija y los dos nietos que tantas veces retrató observando sus marinas.

Sigue su línea en la tradición marinista su yerno, Jorge Dándolo, quien recibió clases de pintura con Vaz y mantiene su legado, ya que el maestro nos abandonó en 1987.

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