Bandalos Chinos

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La banda presenta su nuevo disco, Bach. Un viaje de luz y color por los viejos nuevos aires de su pop.

Cuando se escucha al paso algún tema de Bach (2018), vuelven los sabores de la adolescencia. A primera vista parece el trabajo de algún grupo ochentoso, con el cantante de voz fina, de esos que cantaban baladas con mucha batería sintética. Son pegadizos de una. Pero, al afinar más el oído, vemos que los instrumentos son genuinos, los arreglos abigarrados y redondos, y que la ilusión vintage, está perfectamente construida.

Bandalos Chinos es, entonces una banda del hoy. Homenajea aquel pop virósico, pero sumándole todas las fuerzas productivas de lo que fue pasando en la historia del rock y pop argento.

Con esa tónica amable, de sonido compacto y orgánico, lanzarán a la calle su nuevo disco en dos hermosas fechas en Niceto.

Para este álbum convocaron al productor Adán Jodorowsky. Grabaron el material en los estudios Sonic Ranch, en pleno desierto texano, durante el mes de enero.

Lograron once temas retro, muy bolicheros, muy oníricos. De cuando en cuando, sorprende algún viso spinetteano, como en Hermanos, bello tema que remite a un mundo interior.

Las letras de este disco son más sencillas y terrenas, y en eso lograron un vuelo más direccionado. La música hace flotar esas palabras simples para darles un significado nuevo.

La forma de componer es a través de la escritura colectiva. Esa soltura de la imaginación los acerca a la poesía, los despoja de estructuras más clásicas y los hace jugar con imágenes en donde se mixtura la palabra como simple fraseo musical y la asociación libre. Surgen así anhelos, deseos, expresiones de lo que se guarda en el mundo de los sueños.

Bandalos Chinos le canta al amor, a la amistad, a esto de crecer en una urbe pero añorando otros paisajes, más locos o simplemente distintos, como para que el corazón no se aburra nunca. Recomendados.

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