Luis Salinas y Juan Salinas

Por: Sabina Pérez

El eximio guitarrista comparte escenario con su hijo, que también lleva la música en su ADN.

 

Juan creció rodeado de música. Cuando tenía seis años pidió una guitarra y su padre, el gran Luis, uno de los guitarristas más virtuosos y originales del mundo, depositó una entre sus manos. El niño se lanzó a improvisar con una pasión que impresionó a su papá.

Pronto empezó a zapar y a dedicarse con más seriedad a su instrumento.  Con su oído fino y su sentido natural del ritmo, aprendía mucho de Luis.  Además fue teniendo sus propios gustos mientras crecía. Su inspiración era Jimi Hendrix: un día feliz fue aquel cuando su padre le regaló una Fender Stratocaster.

El tiempo pasó y hoy puede decirse que Juan es un digno retoño del árbol Salinas. El padre encontró un socio para tocar, un compañero y un colega que sabe estar a su altura.

La primera grabación en conjunto la hicieron para el disco homenaje de Paco de Lucía. Don Luis compuso un tema para su amigo y Juan grabó guitarras. El tributo final, llamado Entre 20 aguas, contó con grandes músicos invitados y resultó ganador del Grammy Latino al mejor álbum de música flamenca.

El año pasado ganaron un Premio Carlos Gardel por El tren, un disco quíntuple.

Este mes de la primavera 2018, los Salinas se presentarán en Café Vinilo con dos conciertos únicos.

Qué se puede decir del maestro: su carrera artística y discográfica se  ha ido consolidando en los principales escenarios del mundo.

Otros guitarristas consagrados lo distinguen con su admiración.  Tomatito, por ejemplo,  tuvo para él estas emocionantes palabras: “Cuando lo conocí a Luis alumbró mi carrera. Aparte de ser un enamorado de su música y de su talento, con él  aprendí que la música es algo más que una expresión, que es una forma de desarrollarse artística y personalmente.

Luis es uno de los mejores  guitarristas del mundo, técnicamente y en el gusto personal. Es simplemente  completo”.

Y ahora, tiene un heredero capaz de expandir su legado.

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