Las cuñadas

Por: Gustavo Friedenberg

Adulterio, secretos y luchas de clase: una divertida puesta que juega con los estereotipos.

Algunos dirán que el teatro debe conmovernos, hacernos pensar, indagar en el propio lenguaje, reflejar nuestra sociedad o los rasgos más profundos de la humanidad. Otros pensarán que su única función es entretener; con suerte, es capaz de provocar todo eso junto. Es el caso de Las cuñadas, la nueva propuesta escrita y dirigida por Florencia Naftulewicz, en compañía de Pilar Boyle, una de las figuras notables de la nueva generación de la escena independiente. La pieza se presenta a sí misma en un código que al principio puede despistar, y es que entrar en la sala del Teatro Nün a la hora del espectáculo es  aventurarse en una inesperada pero contagiosa fiesta que, sin preámbulos, nos introduce en el universo pacato de estas cuñadas que parecen funambular al borde del colapso, en ese limbo en el que no hay distinción entre la risa y el llanto.

La historia se presenta como el ABC de todo culebrón, jugando de igual forma con la estereotipación de los personajes; sin embargo hay una apuesta por esos lugares comunes y a la vez algo permanentemente corrido  que comienza con la enunciación versada que obliga al espectador a mantenerse atento y al pendiente del giro próximo que los personajes han de proponer. Con actuaciones desopilantes de la propia Naftulewicz, Julia Galeano y Mercedes Moltedo, y cargada de efectivos gags, estas tres mujeres; la rica, la pobre y la nueva rica, abordan a través de una densa y constante apuesta de humor, un juego de tensiones y violencia que aquí se encuentra más ligado al poder que al género; proponiendo un extraño sentido de sororidad en un mundo donde los hombres sólo aparecen referidos y desdibujados, pero cuya ausencia parece dinamizar los más bajos instintos de la mujer al mismo tiempo que se liquida toda sombra de amor romántico.  

Se trata de una propuesta ideal para quien quiera divertirse, descubrir jóvenes talentos e indagar qué fibras personales y de nuestra agenda social quedan resonando detrás de la risa y las infinitas posibilidades que nos ofrece el teatro.

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