Ficción histórica


 

 

Guayaquil

Por:

Dos libertadores y dos mujeres que representan para ellos la verdadera liberación: aquella que ofrece el amor.


Dos libertadores y dos mujeres que representan para ellos la verdadera liberación: aquella que ofrece el amor.

 

“Los historiadores ya no tienen hoy el monopolio de las representaciones del pasado. La insurrección de la memoria, así como la seducción de la ficción, son firmes competidores”.

Estas palabras de Roger Chartier, historiador francés, nos remiten a Guayaquil, la obra de Mario Diament. ¿Por qué? Porque en ella se propone una fábula del encuentro de dos libertadores, San Martín y Bolívar. Pero aquí no hay nada del morbo historiográfico de querer explicar que pasó en aquella reunión. Gracias a la pluma recia pero también dulce y nostalgiosa del dramaturgo, la imaginación toma el poder.

En Guayaquil hay hombres que pelean por un ideal absolutamente concreto, peligroso, de vida o muerte. Dueños de sus pensamientos, de sus cuerpos que piden cama, comida y láudano, sufren los problemas de la política y de la guerra y aman (y atormentan) a sus mujeres.

Ellas aparecen también. No como floridos fantasmas, sino como personajes capaces de torcer la Historia. Rosa Campusano y Manuela Sáenz conspiran y luchan por las pasiones del pueblo, que son sus mismas pasiones pero encarnadas en una sexualidad fragorosa.

Edgardo Moreira es San Martín y Pablo Razuk, Bolívar. Luis Gasloli, Rodrigo Pagano y Santiago Figueroa completan eficazmente el elenco. Ana Yovino interpreta a una bella Manuela: Georgina Rey sorprende y deslumbra con su Rosa Campusano, de pronto tan descamisada y etérea, como fuerte y valerosa. Los dirige, con una interesante puesta, Manuel Iedvabni.

Nadie sabe lo que pasó realmente en Guayaquil, por qué San Martín se exilió y por qué Bolívar quedó al fin dueño de sus fantasmas de gloria. Pero esta deliciosa conjetura, melancólica, humorística, romántica (a la manera iluminista, se entiende), nos acerca estos personajes fundamentales, con una gran lucidez y un cariño, virilmente tierno, que emociona. La recomiendo por esa dramaturgia, por ese abordamiento, por ese pálpito que sigue la ficción histórica, que muchas veces se acerca más a la verdad que los propios documentos.

 

Laura Ávila

 

Teatro Del Pueblo. Roque Sáenz Peña 943. Tel: 4326-3606. Sábados a las 22 y domingos a las 20.

www.alternativateatral.com/obra30807-guayaquil-una-historia-de-amor

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