30 Seconds to Mars

Por: Lucas Petersen

Tras ganar un Oscar, difícil se le hace a Jared Leto que su banda no sea vista como la del actor de Dallas Buyers Club. Sin embargo, hay algo más allí por descubrir.

Tras ganar un Oscar, difícil se le hace a Jared Leto que su banda no sea vista como la del actor de Dallas Buyers Club. Sin embargo, hay algo más allí por descubrir. 

 

Juzgar a un grupo por su público se me intuye una pésima decisión. Una pésima decisión demasiado frecuente. Si alguien carga especialmente con esto son las bandas seguidas casi exclusivamente por adolescentes. Más si esos seguidores tienen un nombre (Echelon, en este caso). Más aún si su propuesta está emparentada con la parodiada subcultura emo.

Todo eso le pasa a 30 Seconds to Mars, la banda de Jared Leto, que es, a decir verdad, bastante más que el grupito de un actor de moda. En su primer disco, homónimo, de 2002, los entonces treintañeros hermanos Leto parecían haber leído bien el legado de los 90 y lo insertaban en un fondo siglo XXI hecho de efectos, electrónica enfermiza, letras distópicas y guiños al rock progresivo (con sus rebordes y asperezas convenientemente limados, es cierto). Aunque la crítica le cayó a las letras  un poco aparatosas, el disco todavía hoy rinde muy bien. Además, significó la irrupción de un gran baterista como Shannon Leto.

Cierto es que, con los años, 30STM, más que creciendo, fue agrandándose. Su rimbombante  Love Lust Faith + Dreams (2013), obra épica a lo U2, fue la frutilla del postre. Pero, en el mismo proceso, trabajó su propuesta escénica al punto de convertirse en una banda capaz de incendiar un estadio con su despliegue de espectacularidad. Todo apunta a que –como pudieron comprobarlo los que estuvieron en el Luna Park hace tres años– 30 Seconds to Mars volverá a dar un concierto en el que para muchos lo importante, más aún que la música en sentido estricto, será la experiencia.

 

Lucas Petersen

 

Estadio Luna Park. Bouchard 465. Domingo 18 a las 21. 

Tweet