Tradicional


 

 

Bar de Cao

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Mezcla de bodegón y bar de picadas, el Cao es ideal para visitarlo con amigos que gusten de un lugar tranquilo y de una buena charla.


Mezcla de bodegón y bar de picadas, el Cao es ideal para visitarlo con amigos que gusten de un lugar tranquilo y de una buena charla.

 

Es domingo a la tarde en Buenos Aires. El cielo plomizo y el frío de otoño invitan a buscar un refugio cálido, donde tomar algo rico.

El Cao nos recibe con una buena calefacción y una serie de mesitas cuadradas, sencillas y limpias. Una moza amable se acerca a traernos la carta, impresa en hojas de papel madera.

Todo en este bar tiene una impronta de bodegón de antaño. Creado a principios de siglo veinte por dos hermanos (hoy retratados y fileteados en la caja registradora), era un almacén con despacho de bebidas, que vendía desde arroz, azúcar y harina suelta, hasta longanizas, quesos y salames fragantes.

Estuvo cerrado durante mucho tiempo, pero en 2005 fue restaurado y volvió a abrir sus puertas para los vecinos de San Cristóbal.

Todavía hoy hay estantes vidriados que exhiben granos de diversas texturas. Detrás del mostrador se lucen botellas con etiquetas antiguas: Ferroquina Bisleri, Pineral, Lágrima de Indio y la vieja Hesperidina.

El mostrador, las baldosas en damero, las heladeras y la fantástica vitrina de fideos, más las latas de galletitas, la balanza y la caja registradora, nos transportan instantáneamente a un pasado en donde la porteñidad tenía más que ver con los barcos que llegaban al puerto que con sus elementos nativos.

Las paredes están decoradas con viejos afiches publicitarios y retratos recortados de revistas que homenajean a deportistas de antaño y a cantantes como Carlos Gardel.

En sus mesas tranquilas el tiempo parece detenerse. Hay una pantalla que transmite el partido de fútbol, pero sin sonido. Suena música en un nivel respetuoso, que no molesta: acompaña.

Los parroquianos se enfrascan en largas conversaciones mientras toman un cortado. O se llevan un libro para dejar pasar deliciosamente la tarde.

¿Qué recomendamos tomar en el Bar de Cao? Ante todo las cervezas artesanales. Hay rubias, rojas y negras. Nosotras probamos esta última en pinta de medio litro ($31).

Hay riquísimas picadas con fiambres, quesos, tortilla, leberwurst y pan. Se pueden pedir las grandes, pero las minipicadas también son muy completas y presentan una buena opción para acompañar las bebidas.

Nosotras nos decidimos por las hamburguesas caseras, que vienen en porción generosa, acompañada de papas fritas. La completa viene con tomate, lechuga, jamón, queso y cebolla al natural, por solo cuarenta y seis pesos.

De postre, o para acompañar el café, es imperdible el strudel de manzana. Viene en un cuadrado gigante y se le puede adicionar crema batida.

No es un bar de ruido, ni de citas románticas. Es un bar para visitar con gente que piense como uno, o que comparta los silencios. Con personas que nos conozcan de memoria, o con amigos nuevos, para mirarse a la cara y conversar.

 

Av. Independencia 2400 (esquina Matheu).

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