Fotogalerí­a


 

 

Humberto Rivas

Por: Cecilia Navesnik

Rivas pasó en Barcelona gran parte de su vida. A pesar de haber nacido en Buenos Aires, es más reconocido en España que en su propio país. Esta imperdible retrospectiva lo coloca en el lugar que merece.


Rivas pasó en Barcelona gran parte de su vida. A pesar de haber nacido en Buenos Aires, es más reconocido en España que en su propio país. Esta imperdible retrospectiva lo coloca en el lugar que merece.

 

Humberto Rivas es celebrado, sobre todo, por sus retratos. Y la celebración es justificada. Todo empezó en 1962, cuando el diseñador y escultor Juan Carlos Distéfano le propuso dirigir el departamento de fotografía del Instituto Di Tella. Numerosas personalidades de la cultura argentina fueron captadas por su cámara. Con el objetivo de atravesar la imagen estereotipada con la que se paraban frente a él, lograba fotos potentes y a la vez intimistas.

Amante indiscutido del blanco y negro, trazó un interesante recorrido. Escapando del golpe militar y el terrorismo de estado, se radicó en Barcelona, donde se convirtió en referente de la fotografía creativa. Allí recibió el encargo de retratar a personalidades de Cataluña, lo que le permitió seguir desarrollando su trabajo previo. En los años 70 y 80 comenzó a interesarse por el paisaje, especialmente urbano y muchas veces nocturno. (En la muestra se evidencia su predilección por los edificios e interiores añejos, delineados por luces puntuales que revelan volúmenes y texturas. Esa misma estética tiñe sus naturalezas muertas de objetos y flores marchitas.) En un intento por articular una suerte de memoria visual, en 1999 se embarcó en el registro de rostros, casas y paisajes en los que seguían presentes las huellas de la Guerra Civil Española. Siguió fotografiando hasta unos años antes de su muerte en 2009. Sus últimas imágenes juegan con el claroscuro, haciendo aparecer mil matices del negro.

Presentada por el Festival de la Luz, esta Antología Fotográfica 1967-2007 reúne todas sus búsquedas. En más de cien fotos, una mezcla de franqueza, nostalgia y sutileza, logra un impacto contenido, estruendos mudos que van calando hondo.

Por algún motivo, vinculo a Humberto Rivas con el escritor chileno Roberto Bolaño. Quizás sea la idea del exilio sobrevolándolo todo. Si a alguien le sirve la referencia, para mí Rivas se ve como se lee Bolaño. Y no lo duden: los dos valen la pena.

 

Cecilia Navesnik

 

Centro Cultural Recoleta. Junín 1930. Martes a viernes de 13 a 20. Sábados, domingos y feriados de 11 a 20. Entrada libre. Hasta el 28 de septiembre.

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