Teatro fí­sico


 

 

Tempeste

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Una versión de La Tempestad de Shakespeare apoyada en sensaciones, músicas, objetos y texturas.


Una versión de La Tempestad de Shakespeare apoyada en sensaciones, músicas, objetos y texturas.

 

Pocas veces un espectáculo armado con materiales de descarte (bolsas de plástico, cascos de botellas de agua mineral) y ensayado con tanto desgaste físico, nos transmite un universo tan etéreo. Volador, estilizado, fríamente dulce, Tempeste es un shot de oxígeno puro.

La obra de Shakespeare también aparece aquí reciclada: se aprovecha lo esencial, los actantes precisos para llevar adelante una historia que no necesita palabras. El movimiento, la metamorfosis de los actores -que pasan de componer personajes a participar de una danza, a manejar la escenografía o a convertirse en titiriteros- y el vértigo de pequeños cuadros que parecen ideogramas, transmiten la idea de una pieza que expone sensorialmente lazos de pasión, de dominación, de amor y perdón.

Estamos frente a un hallazgo, dirigido por Azul Borenstein y Pepe Márquez. Su compañía, el Grupo teatral Ensamble Tempeste, investiga el dinamismo y su cruce con la poesía.  Azul es la encargada de la concepción visual y de los inspirados diseños de vestuario. En ellos los protagonistas se ven como una fauna anfibia, seres mitad de tierra, mitad de viento. En Tempeste el agua no corre: vuela.

Pepe Márquez asumió la dramaturgia, la coreografía y la dirección. Juntos logran un teatro subyugante, con algo de kabuki japonés –subrayado en las pelucas, el yelmo de Fernando y ese toque minimalista pero tremendamente efectivo de ciertos ritmos, ciertas poses, cierta forma de poner el cuerpo-.

Los intérpretes son Rodolfo Romero,  Mauricio Guzmán, Natalia Ayzenberg, Pedro De Simone,  Jhon Agust, Oscar Rousset,  Agostina Venturelli y Renata Venturelli. Todos se fusionan para poner en marcha el espíritu de Ariel, que sopla sobre los espectadores maravillados.

La música de Fabio Zurita nos transporta al microclima de una ópera. El diseño de luces transforma las texturas tornasoladas en volutas de mar, ráfagas de rojo peligro, marco de animales peligrosos, como ese tremendo Calibán que lucha por ponerse de pie, por separarse del barro, por pertenecer al género humano.

 

Laura Ávila

 

El Galpón de Guevara. Guevara 326. Tel: 4554-9877. Domingos a las 20. Hasta el 23 de noviembre. www.elgalpondeguevara.com

www.alternativateatral.com/obra23922-tempeste

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