Rock


 

 

Catupecu Machu

Por: Patricio Cerminaro

La banda más electrógena de la escena local abre el año con dos shows para seguir exorcizándose de demonios, haciendo foco en guitarras podridas y voces desgarradoras.


La banda más electrógena de la escena local abre el año con dos shows para seguir exorcizándose de demonios, haciendo foco en guitarras podridas y voces desgarradoras.

 

Fernando Ruiz Díaz, el magnético cantante de Catupecu Machu, dijo en una entrevista tras la salida de Simetría de Moebius (2009): “Sé que con cada nuevo álbum que publicamos perdemos seguidores”. La afirmación parece correcta al realizar una primera escucha de las placas, que van desde el visceral Dale!, pasando por el emblemático El número imperfecto, hasta llegar a El mezcal y la cobra, editado en 2011 y caracterizado por denotar madurez sonora, pero también por contener la oscuridad y el nervio que el grupo creó durante el transcurso de sus más de quince años de carrera.

Sin embargo, la frase del artista parece dejar de lado un punto clave en la mística generada por la banda: los enigmas por develar en sus nuevos trabajos son cada vez mayores, lo cual es una gran invitación para transpirar frente a los escenarios siempre calientes de Catupecu.

Las corridas del bajista Sebastián Cáceres, sumadas a los teclados de Macabre y los trepidantes golpes de batería de Agustín Rocino, son el panorama perfecto para que el apasionado cantante despliegue toda su excentricidad y sus gritos arcanos, generando las interpretaciones más emotivas.

El catupecu machu era un animal mítico, creado por un joven Fernando Ruiz Díaz. Según la leyenda, el enorme reptil sólo podía ser visto por aquellos que estuvieran preparados para hacerlo. Ahora ya está todo listo y cualquiera puede pararse frente a él, para ver un mito hecho realidad.

 

 

La Trastienda Club. Balcarce 460.  Miércoles 22 y jueves 23 a las 21.

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