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Estrenos argentinos

El prisionero irlandés

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Llega a las pantallas porteñas el film de Carlos Jaureguialzo y Marcela Silva y Nasute. Una historia de amor en el San Luis del siglo XIX.

Los han desterrado, a Azcuénaga y Posadas a Mendoza; Larrea, a San Juan; Peña, a la punta de San Luis. Hoy te mando el manifiesto para que veas cómo mienten esos infames.

Las palabras que anteceden forman parte de una carta que la mujer de Mariano Moreno, María Guadalupe Cuenca, le mandó a su marido cuando este se encontraba en altamar. Las reproduje para documentar que durante los últimos años del Virreinato del Río de la Plata y los primeros de nuestra Independencia, a todos los reos de cierto peligro para el sistema los desterraban a las provincias puntanas.

Un caso así aconteció después de las invasiones inglesas. Los prisioneros sobrevivientes de batallón 71, los famosos Highlanders, fueron alejados de Buenos Aires y remitidos a San Luis.

El prisionero irlandés recrea la posible historia de uno de esos soldados extranjeros, un irlandés llamado Conor. Cuenta su adaptación a un entorno extraño, su amor por el mar que dejó atrás y su relación con Luisa, una criolla vecina del lugar que ha quedado viuda, justamente durante el ataque inglés a la ciudad del puerto.

El guión de la película es muy interesante y pertenece a Marcela Silva y Nasute. Resultó el ganador del Concurso San Luis Cine 2008, que premiaba proyectos que contaran la vida cotidiana en el pasado de la provincia.

Y el resultado quedó a la vista: un trabajo sencillo, centrado en las pequeñas cosas que sin embargo son inconmensurables, como el amor, el arraigo, el miedo a la soledad, la identidad,  la patria.

El film denuncia el egoísmo terrible de Buenos Aires, que dejó casi sin población masculina a las provincias para sostener su aduana.

También cuenta un poco el Lado B de la pasión, ese cariño verdadero que nace de compartir vicisitudes. Es un relato familiar, tierno y melancólico, que realmente toca un costado dormido del corazón.

La pareja protagonista de la historia está compuesta por Alexia Moyano, que se luce en el papel de la intrépida Luisa, y por Tom Harris, un actor e ilustrador británico que se quedó en el país y obtuvo el rol un poco por casualidad, audicionando para un personaje de reparto. Su Conor es un reposado caballero que si bien no despierta fogosidades inmediatas, sabe calar lentamente en los sentimientos. También actúan  Alberto Benegas y Manuel Vicente.

La dirección de arte y el diseño de vestuario son impecables. Se respetaron los detalles de reconstrucción de la época y salvo unos pequeños deslices, la historia cierra de manera armónica.

Son muy bellos los paisajes naturales y viene bien la tranquila dinámica de las secuencias para desenchufarse un poco de tanto cine acelerado y vacío.

Recomiendo El prisionero irlandés para los amantes de la historia argentina, como yo. Y saludo la loca aventura de los directores, alentándolos a seguir explorando ese camino.

Estreno en Buenos Aires: 21 de mayo.