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Thai

Koh Lanta

Por: Lucía Fontana

En el corazón de Las Cañitas hay un exótico y fragante territorio del sabor. Acérquense a conocer los secretos de la comida thailandesa.

Desde el vamos, entrar en el local de Koh Lanta nos traslada muy lejos de nuestra realidad cotidiana. Hay música suave y timbrada, la luz cálida e íntima cuelga de unos portalámparas que parecen colmenas. Un espejo en la pared, como un gran lago inmóvil, multiplica el espacio.

Una moza muy joven y solícita nos ubica en nuestros lugares. Hay bóxers para dos personas, inmaculados y prolijos. El diseño del lugar es moderno y sobrio, con toques orientales pero urbanos. Las mesas son cuadradas, de madera oscura, las sillas tienen detalles de metal.

La primera sorpresa de la carta es la estupenda variedad de tragos de autor que ofrecen. El Lanta Yai, por ejemplo, contiene ron, Malibú, batido de coco, ananá y crema. O el Koh Mak, más clásico (Gancia, pomelo rosado, té verde y azúcar), sugiere una salida de amigos con mucho para charlar, porque si bien la música envuelve la atmósfera lo hace en un volumen para nada invasivo.

También, el Koh Lanta es un buen lugar para salir en pareja: cenar a la luz de las velas y descubrir nuevos sabores junto a la persona elegida es una experiencia que puede resultar estimulante.

El menú se divide en entradas, platos principales y postres, además de contar con una buena cava, de bodegas reconocidas. Atención: las sopas y los platos al curry son muy picantes y conviene pedirlos en su versión moderada, al menos la primera vez, hasta que el paladar se acostumbre a esa forma oriental de condimentar las cosas.

Una de nosotras pidió las albóndigas de lenguado y curry thai rojo (Thot Man Pla), mientras picábamos las deliciosas galletas de arroz y calamares bañadas en salsa agridulce que nos ofreció la moza. 

Están buenísimas las ensaladas frías, como la que pedí yo para empezar la cena: Yam Taley. Viene con langostinos, calamar, pulpo, mejillones, apio, zanahoria, hongos, exquisitos fideos de soja, tomatitos cherry y cebolla morada. El sabor es restallante pero también delicado, para nada agresivo: conquista lentamente el paladar, abriéndolo a posibilidades nuevas.

Como plato principal, recomendamos el Pad Thai, en cualquiera de sus preparaciones con carnes. Es un wok agridulce finamente dispuesto, decorado con rositas de zanahoria y rodajas de pepino y acompañado por arroz blanco. Elegimos el de pollo, que estaba tan bien condimentado, que parecía que estábamos cenando faisán en algún paraíso perdido.

De postre, un perfumado mousse de lima nos asentó la cena a las mil maravillas. Para los que gusten de dulzuras más contundentes, recomendamos los buñuelos de banana, coco y miel.

Aseguramos que visitar Koh Lanta es como viajar muy lejos, a un territorio donde el sabor nos toma por sorpresa, además de pasar un buen rato de paz, buena música y tranquilidad. Recomendadísimo.

Koh Lanta

Arévalo 2915. Tel: 4772- 7806. Martes a domingos de 20 al cierre. Sucursal en Palermo Soho: Gorriti 4647. Tel: 4831-0440. www.kohlanta.com.ar