Un judí­o común y corriente

Por: Atilio Tustali

Una clase magistral de actuación y humanismo en la pequeña sala del Chacarerean Teatre.

Uno más de nosotros, un hombre común, es visto a través de las limitaciones culturales de la humanidad, que lo transforman en un objeto de estudio. Este es el conflicto que pone en escena de manera muy inteligente el prolífero autor suizo Charles Lewinsky, en una de sus últimas creaciones.

Gerardo Romano la descubre y le pide una adaptación a su amigo Lázaro Droznes. Juntos convocan a Manuel González Gil para que se encargue de la dirección. Conformado este nodo inicial se presenta una de las obras más reflexivas de la actual cartelera porteña.

Todo comienza cuando el visceral profesor Emanuel Manu Goldford, se encuentra en su casa -una lograda propuesta escenográfica de Marcelo Valiente-, y recibe el llamado de un colega, con una particular invitación, que desatará un torbellino de pensamientos y cavilaciones alineadas a la realidad de un judío que habita la Alemania actual, habiendo sido atravesada por el nazismo, con las secuelas que ese período dejó en la sociedad y el particular modo inclusivo con el que es tratado el judío habitante de esas tierras.

Durante ochenta minutos el espectador es bombardeado por un abanico de inteligentes reflexiones que fluyen de los labios de uno de nuestros actores consagrados, quien otorga una clase magistral de actuación, transitando momentos de alto contenido dramático como situaciones de comedia, donde se vislumbra el humor del autor y del adaptador, para tratar el tema. Los climas son apoyados por la música original compuesta por Martín Bianchedi que apoya la emoción que despierta este conjunto de elementos, conformando una obra de arte.