Estas empresas apoyan la cultura de la ciudad
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Una intérprete traza un camino cíclico. Una segunda la persigue en su peregrinación. Juntas se deslizan por un dispositivo escénico que es cómplice en la construcción de un universo tan oscuro como atrapante.
Dos mujeres se funden en una. Esa presencia genera una llamada instantánea a las imágenes de terror que viven en el imaginario del espectador. Es tenebrosa y distante. Se la puede percibir bajo el halo siniestro y extraño que tejen ellas a medida que avanzan en su coreografía.
Ellas son Josefina Gorostiza y Jimena Pérez Salerno pero también un mismo ser hermético e indescifrable durante aquellos minutos. Su simbiosis en escena denota un trabajo de mucho tiempo y preparación invertidos en la concepción y realización de esta pieza impecable. La primera que dirigen juntas.
Queda en evidencia la versatilidad de las bailarinas y directoras en su labor artística. Ya no son las histriónicas y jóvenes cordobesas de Villa Argüello, ni Josefina se revuelca en el sudor sensual y violento que la baña en La Wagner. Juntas arrastran al observador en un pasaje sinuoso y dark, donde parece no haber salida clara.
La precisión y rigurosidad en la coreografía son reforzadas por una caracterización idéntica de ambas intérpretes. Movimientos, vestuario y pelo son uno en ese ciclo que deja latente la pregunta de si nuestro uno también tendrá su doble en las tinieblas.
Los clones rojos están inmersos en un sonido -en manos de Fernando Tur- que mantiene el ambiente en constante tensión junto a una iluminación de un ámbar tenue de Matías Sendón. Su idea y la mano mágica de Leo Ruzzante crearon también una escenografía tan impactante por lo que muestra como por aquello que oculta. La suavidad de la textura y el diseño entran en instantánea contradicción con los movimientos rígidos de las bailarinas. Otro acierto que contribuye al extrañamiento que genera la obra.
No caben dudas de por qué este dúo fue seleccionado para estrenar su pieza dentro de la última edición de la Bienal de Arte Joven Buenos Aires. ¡No teman y vayan a verla!
