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Mondo Lila

Por: Ana Laura Montenegro

El arte urbano no es terreno exclusivo de los hombres. Muchas mujeres son buenas exponentes de este género que encuentra amplia expansión en nuestra ciudad. 

La escena porteña del arte urbano es única por muchos motivos, pero particularmente hay uno que llama la atención de todas las personas que conocen sus códigos en el resto del mundo. Pocos artistas hay que puedan ser profesionales y pintar en el espacio público y esto se debe a los rigurosos y estrictos controles, a las normas y a las leyes. El ejemplo más concreto se da en Australia, donde no hace falta ser descubierto pintando en el espacio público, sino que el solo hecho de portar una lata de aerosol se convierte en una multa de 200 dólares.

En Buenos Aires no sucede esto, incluso hay decretos que habilitan a los graffiteros y muralistas a crear intervenciones siempre que cuenten con el permiso del propietario del lugar. En la mayoría de los casos corren con la aprobación y el buen recibimiento de la comunidad.

En las calles proliferan murales de artistas que poco o nada tienen que ver con la cultura hip hop de los 70 que desembarcó tardíamente en nuestro suelo, pero encuentran en las paredes lienzos de concreto en los que sus creaciones conviven junto a esas caligrafías en aerosol.

Diseñadores, ilustradores, arquitectos y hasta cineastas son protagonistas de esta rama del arte urbano y este es el caso de Mondo Lila, una artista mujer de las primeras en pintar las calles de Buenos Aires y en este caso su obra retrata a un personaje de cine  de culto llamado Toxic Avenger. Es que el cine es una de sus pasiones y lleva en su haber varias películas y hasta un documental sobre los gatos del Jardín botánico, en donde también colabora como proteccionista. Y por eso es que los gatos y otras criaturas abundan en su universo particular.

Mediante el uso del aerosol o improvisando con látex, suele pintar junto a grafiteros de “la vieja escuela”  (el estilo tradicional) pero también a la par de muralistas tradicionales. Sus trabajos pueden verse no solo en Argentina sino en varios países de Latinoamérica.

Mondo Lila supo ganarse el lugar en la fauna del mundillo del arte urbano y su cuota de originalidad no pasa desapercibida.

El vengador tóxico puede verse en la intersección de las calles Juan B. Justo y Honduras, Palermo.

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