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Kryptonita

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Llega la esperada versión cinematográfica, realizada por Nicanor Loreti, del libro de Leonardo Oyola.

Esta película es para todos aquellos que quieran saber de qué está hecho un superhéroe. Por ahí, todos nacemos con la pasta base, todos tenemos poderes encubiertos. Pero si se vive en una realidad en donde llueve siempre de tu lado, en donde te miran mal porque no cumplís con los estándares, en donde ni la policía ni la ambulancia entran a tu barrio, en donde nadie te tira una buena, quizás entonces tengas que desarrollarlos a esos poderes, sacarlos a la luz. Convertirte en héroe, aunque más no sea para los pibes que comparten su cerveza en la esquina, para tu vieja que soñó en vano un futuro mejor, para la flor más linda de la cuadra, para vos mismo. Para no morirte ni de pena ni de vergüenza cada vez que te mirás en un espejo.

De todo eso va Kryptonita. De la terrible rajadura esa, de los dos países, de pobres versus ricos, del por qué de la violencia, que tiene una sola explicación: desigualdad.

Ahora bien: contar todo esto sin caer en el bajón, con terrible ritmo narrativo, con diálogos frescos, con cintura, con efectos visuales graciosos, comiqueros y potentes, dirigiendo a un elenco de actores magníficos y redondeando con creces la adaptación de una gran novela, eso es el punch de la película. Nicanor Loreti está filmando cada vez mejor y esta propuesta lo alcanzó en su punto justo: lo suficientemente seguro como para desplegar toda esa info sórdida con una cuota de bizarra locura, de fruición, de rabiosa alegría. Su mayor virtud como realizador fue quizás respetar el texto de Oyola casi sin interrupciones, lograr poner en boca de los actores esos diálogos de la novela, toda esa coreografía dialéctica que tiene el léxico del conurbano profundo.

Diego Velázquez, Diego Cremonesi, Lautaro Delgado y Susana Varela son los pilares de la historia. Velázquez compone al tordo, un médico de guardia de un hospital público de La Matanza, agotado y medicado para poder cumplir con su trabajo. Susana Varela es su enfermera curtida y aguerrida. Cremonesi (una revelación) es el Ráfaga, una especie de Flash del tercer mundo que trae a su amigo el Pini, o Nafta Súper (Juan Palomino), que está malherido por un pedazo de vidrio sospechosamente careta, verde como una botella de Heineken.

Y Lautaro Delgado es Lady Di, la enamorada incondicional del Pini, la que lo ama en secreto desde que era un niño, antes de convertirse en la mujer maravilla queer más adorable y sentida. Otra vez este muchacho se roba una película. A través de su interpretación, ahí en shorts y coronita, con toda la melancolía del mundo en su mirada,  podemos sentir el bajofondo y la valentía que se necesitan para vencer los propios límites. ¿Qué otro camino es el camino del héroe, después de todo?

Pablo Rago, Diego Capusotto, Nicolás Vázquez, Carca, Sebastián de Caro, Sofía Palomino y Pablo Pinto, completan un elenco soberbio.

Y un hallazgo más: hay una línea de la paternidad que se refuerza, más allá del libro. Kryptonita es también una película de afectos, sanguíneos o no, que de última, a la hora de patearla en esta vida, son los que nos dan el verdadero poder.

 

Estreno en Buenos Aires: 3 de diciembre.