Des- Nidos

Por: Marta Cotty

Los dibujos a tinta de Carlos Coccia estarán expuestos durante el mes de junio en el Centro Cultural de la Cooperación.

Coccia nació en un lugar extremo, en la Patagonia. De ese pedacito austral del mundo, su espíritu inquieto lo llevó a expandirse. Vivió en diferentes lugares del país hasta que se animó a irse a Italia, la tierra de sus ancestros.

En el camino fue hilando su vocación por las artes plásticas. Pero no es un artista convencional. Lo primero que estudió fue Diseño gráfico.

Luego exploró el apasionante terreno de la caligrafía histórica, la serigrafía, las técnicas de impresión industriales y la impresión fotográfica en blanco y negro.

En Venecia, ya entrado este nuevo siglo,  estudió Escenografía. Combinó las artes escénicas con el dibujo tradicional, el grabado y el aguafuerte.

Ingresó en el circuito a través del mundo del diseño. Muchos recuerdan tapas de discos en los que ha intervenido, como por ejemplo, aquel ombú icónico que ilustra el trabajo de Tonolec, Plegaria del árbol negro (2008).

También realizó numerosas instalaciones escenográficas y lumínicas desarrolladas en el ámbito de la danza Butoh y la música.

Hoy vive y trabaja tanto en Argentina como en Italia. El Centro Cultural de la Cooperación lo invitó a exponer parte de su obra, en una muestra que el autor llamó Des- Nidos.

En ella pueden verse dibujos en tinta bi y tridimensionales. Trazos y texturas silenciosas que configuran una naturaleza con observaciones particulares del autor en cuanto a su tramado, a la manera de los naturalistas de antaño, pero con vocación de un orden emocional.

En Coccia predomina la búsqueda del arquitecto del sistema natural, una huella digital de lo vegetal, lo animal y lo mineral. Expuestos, a veces tras impecables fondos blancos, se desarrollan abigarrados desbordes. Delicados centros hechos con trazos laboriosos esconden huesos ocultos tras las flores. Crecen tulipanes. Pequeños universos que se van expandiendo hacia los márgenes.

En sus dibujos proliferan insectos, criaturas marinas, insectos. Símbolos elementales colonizan el espacio, el gusto por la elección de los detalles recuerda la construcciones de los maestros de la estampa japonesa.

El artista maneja un juego de tonalidades, de sombras resueltas con la tinta.

Hay dibujos que van retoñando, como impulsados por una emoción en barbecho.

Des-Nidos podrá verse hasta el 30 de junio. La recomendamos por su originalidad y por la maestría de su autor.