Diane Arbus / Alberto García-Alix / BAphoto

Por: Cecilia Navesnik

En septiembre florecen las fotos. A falta de una, tres propuestas para salir a pasear en el mes de la primavera. 

Empezamos con la muestra de la que todos hablan: Diane Arbus en el Malba. Se presentan más de cien imágenes tomadas entre 1956 y 1962, período que va desde el momento en que Arbus numeró su primer rollo de película al día en que compró una cámara Wide-Angle Rolleiflex.

Diane había trabajado como directora de arte en las producciones de moda de su marido, el fotógrafo Allan Arbus. Luego de algunas incursiones propias, se lanzó a las calles de Nueva York y dio inicio a su obra personal. Y lo hizo de manera metódica: tenía listas de personajes que le interesaba retratar (niños, transformistas, gente de circo; a quienes buscaba y observaba con insistencia); detallaba películas que quería ir a ver al cine (solía sacar fotos a la pantalla); anotaba en sus libretas ideas propias y charlas con conocidos acerca de su trabajo.

En el principio da cuenta de esos primeros intentos, en los que ya se vislumbran sus temas de interés, su propuesta estética y -sobre todo- el modo en que se acercaba a sus sujetos. Para Arbus, los personajes eran siempre más importantes que las imágenes y -a diferencia de otros colegas que hacían fotografía urbana-no pretendía pasar inadvertida ni ocultarse de sus retratados. Diane los enfrentaba cara a cara porque buscaba aquello que se revelaba de las personas en ese encuentro directo.

Utilizó cámaras de 35mm hasta que compró una de formato cuadrado de objetivos gemelos, que intensificó su modo de aproximación. Empezó a sostenerla por debajo de su pecho, lo que le permitía mirar a los ojos al momento de la toma. Eso significó un gran cambio en su trabajo y marcó el fin de la etapa que se exhibe aquí.

De donde no se vuelve es la principal de las tres muestras que presenta FoLa. Al igual que la de Arbus, exhibe fotos en blanco y negro. Se trata de una retrospectiva de tono melancólico, dedicada al español Alberto García-Alix.

Nacido en 1956, en León, García-Alix vive en Madrid desde muy chico. Sus negativos inaugurales datan de 1976. A principios de los ochenta realizó sus primeras exposiciones individuales. En 1998, durante la edición-origen de Photo España, se realizó una retrospectiva de su trabajo. En 1999 recibió el Premio Nacional de Fotografía del Ministerio de Cultura español. Entre 2003 y 2006 vivió en París, donde incursionó en el video, disciplina que continúa desarrollando. Conjugó su actividad fotográfica con la de editor: llevó adelante la revista cultural El canto de la tripulación, y más recientemente co-fundó la editorial Cabeza de chorlito.

Sin responder a cronologías, sus imágenes de los años ochenta conviven en esta muestra con sus fotos más recientes. Buenísimos (y -a veces- crudos) retratos y auto-retratos, objetos, detalles de interiores, desnudos, paisajes urbanos. Hay imágenes difusas, fueras de foco intencionados ,haces que señalan lo importante, luces climáticas. Hay agua, y mucha noche. Sin ser una búsqueda explícita, flota en el aire algo místico.

La cohesión entre las imágenes no se da tanto por un tema (si bien se pueden leer varios; la soledad, el paso del tiempo, la muerte), si no por un mismo modo de verlo todo. Uno recorre sus espacios, conoce a sus amigos, intuye sus dolores. Como si el viaje a través de su obra fuera indivisible de su propia biografía.

La exposición está acompañada por una pieza audiovisual, que se proyecta a modo de loop en un auditorio contiguo. Con su propia voz, García-Alix reflexiona acerca de su pasado y su fotografía. “Hoy estoy consciente de que una forma de ver es una forma de ser”, sentencia. Y esa frase confirma aquella intuición.

Finalmente, un imperdible: BAphoto 2017, la décima tercera edición de la feria de arte especializada en fotografía más importante de Latinoamérica. Bajo la dirección artística de Francisco Medail, este año promete una agenda interesante.

Participarán instituciones y galerías del ámbito nacional e internacional: Barro, Cosmocosa, Rolf Art, Ruth Benzacar, ArtexArte, Gabelich Contemporáneo, DC Arte, Revolver Galería, entre otras.

La artista invitada será la alemana Candida Höfer, a quien quizás conozcan por sus fotos de bibliotecas, museos, teatros y palacios de todo el mundo. Imágenes que investigan las estructuras y detalles de los espacios, al tiempo que examinan las contradicciones entre la intención y el uso real, y develan las capas de los cambios históricos.

Habrá un artista homenaje (Frans van Riel, inmigrante italiano que -en 1924- abrió la primera galería de arte construida para ese propósito en la Argentina), y cientos de fotógrafos en exhibición: Nicola Costantino, Alberto Goldenstein, Ignacio Iasparra, Guillermo Ueno, Cecilia Lenardón, Rosana Schoijett, Santiago Porter, Gabriel Valansi, Jorge Miño, Alejandro Kuropatwa, Bruno Dubner y Claudio Larrea, entre otros.

Como el año pasado, la Feria Tijuana de Arte Impreso formará parte del evento. Esta iniciativa -referente en la creación de libros de artistas en Latinoamérica- participará con una selección especial de 15 editoriales de fotolibros argentinas y brasileñas.

Habrá también presentaciones y conferencias. En el marco de la exhibición en Malba, El cuerpo en la fotografía: Diane Arbus, un estudio de caso, a cargo del curador y teórico estadounidense John Pultz. Conversatorio sobre la exhibición Iconos Argentinos, con la participación de Renata Shussheim (curadora) y Gianni Mestichelli (fotógrafo). De Düsseldorf a Buenos Aires: un recorrido por la obra de Candida Höfer, con la participación del curador Rodrigo Alonso. Septiembre será un mes florido; llegan Diane, Alberto y tres días a pura fotografía. No vale quedarse en casa. ¡Aprovéchenlos!