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Preestreno

Soldado

Por: Guadalupe Cuenca

Luego de su paso por el Festival de Mar del Plata -donde ganó el premio de Argentores- se estrena el documental de Manuel Abramovich.

Un chico de 19 años, Juan José González, ingresa como voluntario al Regimiento de Patricios, el cuerpo más porteño del Ejército.

Pero Juan José no es porteño. Viene de Monte Caseros, es correntino, como denuncian su buena educación y su tonada.

¿Por qué quiere ser soldado? le preguntan. Y responde que porque le gusta, por la salida económica y para darle el gusto a su madre.

Manuel Abramovich tiene una filmografía muy interesante, que se especializa en reflejar situaciones de la vida cotidiana en relación al impacto de sus documentados. No filma entornos, sino pequeños gestos. Hace foco en lo que se ve  y se escucha, en las reacciones.

Sus sujetos generalmente están oponiéndose a tradiciones, espectáculos, posturas o trabajos que por algún motivo quedaron obsoletos. 

Su primer cortometraje, llamado La reina, hablaba de una nena que era la atracción estelar del corso en un pueblo de provincia. Reflejaba cómo la torturaban para ponerle la corona de la comparsa y cómo la chica quería claramente estar en otro lado, pero tenía que someterse a unas ridículas tradiciones que no la representaban pero que su madre defendía a capa y espada.

En Soldado, este punto de vista está demostrado en el derrotero del protagonista. El  joven aspirante ingresa para comenzar su instrucción militar. Lo designan a la banda del Regimiento, en donde tiene que aprender a tocar el redoblante. Es un poco anacrónico y quizás hasta gracioso el modo como le enseñan a tocar, la manera de arengarlo comparándolo con el Tambor de Tacuarí y la forma de integrarlo a una Institución vetusta que ya no tiene armas para defenderse.

Esos son los primeros pasos de un documental que quizás sin quererlo termina denunciando al Ejército. Si bien el campo de la cámara se centra especialmente en el personaje, hay una crítica que nace en el interior de esas escenas rescatadas.

Se toca el tema de nuestra juventud que no tiene muchos recursos para salir adelante. La orfandad de los adolescentes que egresan de la secundaria sin esperanzas. Soldado está registrando esa realidad.

Hay una situación soslayada que desnuda esa falsa apariencia de seguridad que dan las armas, que promete cierta violencia que se intuye en el off.

La fotografía es estupenda y el director tiene además un don para la cámara. El soldado lo es en la vida real, pero las tomas son muy plásticas, captadas de una forma original, quizás a mitad de camino entre la ficcionalización y el registro de lo real propiamente dicho.

Abramovich logra conmover con su pequeña obra silenciosa, hecha con recortes de situaciones. En cierta forma, Soldado es un poco melancólica, controvertida  y tiene un toro mucho más apocado y intimista que Solar, su anterior película.

Sin embargo dice más cosas con menos recursos.

Centro Cultural Recoleta.

Funciones preestreno en el Centro Cultural Recoleta.  Junín 1930.

Tel: 4803-1040. Domingos de marzo a las 19.