Bacacay. Un crimen premeditado

Por: Juan José Bertolaga

La sinergia brutal entre Gombrowicz y el creador Adrián Blanco da como resultado una imperdible obra del más puro arte escénico.

 

El autor polaco Witold Gombrowicz  genera, a través de su críptica obra, una sinfonía de seguidores a nivel mundial, que desde más de medio Siglo, lo veneran como un autor de culto con una particular personalidad dramatúrgica, que logra una notoriedad de elite con la novela Ferdydurke, una virulenta crítica dirigida a la sociedad nacionalista de Varsovia.

Los argentinos tenemos el honor que haya habitado nuestro suelo entre sus 25 y 50 años de edad, debido a aquellos imprevistos que generaban las guerras mundiales: durante una corta visita al país, Inglaterra invadió Polonia.

Previo a su estadía en esta ciudad, construyó su primer material llamado Memorias del tiempo de la inmadurez, renombrado en nuestro país en una segunda versión y con prólogo de Ernesto Sábato como Bacacay, en homenaje a la dirección de su casa en el barrio de Flores, reedición a la que le agregó tres cuentos.

El artista escénico Adrián Blanco lo ha representado en diversas oportunidades con adaptación propia, logrando una máxima aproximación al código, de las que podemos destacar su versión del material autobiográfico del autor,

Trans-Atlántico, que mereció premios internacionales y el aval de los seguidores del autor. Es reconocida la calidad creativa de Blanco en cada una de sus búsquedas escénicas, pero en especial al elegir este autor.

En Bacacay. Un crimen premeditado, versiona en sociedad con Mario Frías un cuento en especial de esa recopilación, aportando otras imágenes literarias del autor.

Para la dirección toma decisiones estéticas de vital importancia. La representación en el grado de la alusión, le brinda gran potencia a cada significado, que a modo de cadena de cuadros escénicos componen esta espeluznante comedia negra. El modo sintético de mostrar la trama, basándose en las acciones que ocurren, pone por delante el “qué” ocurre, a las geniales ideas del “cómo” ocurre, demostrando una idea creativa general por encima de las ocurrencias que develan el bizarro humor de Blanco que impulsa el material con una bestial vitalidad.

Entre el abanico de decisiones que enaltecen el material, se encuentra como punta de lanza el avezado elenco que logra concretar las necesidades del creador: Fito Yanelli, Mario Frías, Gabriela Ramos, Eva Matarazzo, Julieta Raponi y Ariel Haal dan una clara medida del nivel superlativo de nuestros actores al lograr ese grado irreverente de composición de las escenas desde las características facetadas de cada personaje para conformar el grado de intriga que requiere el texto, ese discurso sonoro de enormes particularidades lingüísticas que propone Gombrowicz.

Nuevamente, una de las más bellas cajas negras de la ciudad, es valorizada con otra programación que llena de orgullo y muestra el nivel de nuestros artistas.