Mandinga en el paraíso

Por: María Simons

Este divertido espectáculo musical parte de una idea que nos invita a reflexionar sobre la hipocresía del hombre.

 

Son cuatro actores que a la vez son músicos y cantantes o cuatro músicos que actúan y cantan, no importa, lo cierto es que con su talento y versatilidad, juegan y se divierten. Y desde ese juego Juan Concilio, Alejandro Sanz, Claudio Gallardou y Andrés Pérez Alarcón, nos muestran a través de relatos, que aquel diablo que conocíamos como una entidad lejana, del más allá, hoy está más cerca que nunca, tan cerca, que el hombre ya lo lleva adentro.

Con máscaras, pelucas, capas, sombreros o accesorios, los artistas van desplegando personajes clásicos y narrando historias. Así se van sucediendo manifiestos, monólogos, sketches cómicos y escenas más dramáticas que despiertan la reflexión del espectador, que entre carcajada y solemnidad se cuestiona sobre esta involución espiritual del hombre.

La música, excelentemente ejecutada e interpretada, incluye todo tipo de ritmos desde zambas y chacareras hasta boleros y tangos, entre otros. Algunos temas son conocidos e invitan al público a que acompañe, pero también hay temas originales maravillosos como los que ilustran los 7 pecados capitales. Se agradecen y disfrutan los distintos estilos y los arreglos vocales, los ritmos, el humor y las sutilezas, ya que muestran, no solo la gran capacidad de estos intérpretes, sino también el vínculo entre ellos. Las barbas de Mandinga no es solo una compañía teatral, también es un grupo de amigos que la pasa bien haciendo lo que aman.

Yo que usted, no me la pierdo, además de pasar un buen rato, seguramente volverá a casa pensando… quizás sobre su propio accionar, sobre la hipocresía del hombre en general o quizás hasta despierte el deseo de ver de qué manera podríamos quitarnos al Mandinga de adentro.