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Documental

Piazzolla, los años del tiburón

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Deslumbrante documental que nos trae al Piazzolla más íntimo. Daniel Rosenfeld, su director, nos ofrece la oportunidad de conocer aspectos diferentes de aquel que revolucionó el tango.

Hay como una mitología de Astor Piazzolla. Que era genial. Que había conocido a Gardel. Que era bastante jodido. Y que renegaba un poco del tango tradicional.

Pero también hay un montón de cosas que no sabemos de él. ¿Por qué su familia paterna emigró a Nueva York después de establecerse en Buenos Aires? ¿Por qué eligió tocar el bandoneón? ¿Es verdad que pescaba tiburones? ¿Pudo vivir de su arte? ¿Por qué fue tan difícil su relación con el país y sus afectos?

Estos misterios se presentan en Piazzolla, los años del tiburón, exquisito documento que indaga en la vida privada de uno de nuestros grandes artistas.

El cuerpo de esta realización se sostiene con una serie de entrevistas íntimas que grabó su hija Diana. En esos diálogos de entrecasa, Astor cuenta sus primeros años, la relación con su padre y la vida que Nonino, buscavidas y emprendedor, eligió para su hijo al regalarle el primer bandoneón. Narra en primera persona su búsqueda musical, su época de director de orquesta, sus migraciones, sus esfuerzos por ser comprendido, la manera en que dinamitó a su familia en pos de su realización profesional, el reconocimiento, que logró casi al final de sus días.

El realizador Daniel Rosenfeld ( el mismo de Saluzzi, ensayo para un bandoneón y tres hermanos y Cornelia frente al espejo), tuvo que vérselas con pilas de material de archivo, entre cintas de TV, fotos, diarios y registros caseros en Super 8. Le tomó más de un año, pero fue capaz de organizar ese acervo con una mirada muy atenta y sensible. Eludió los lugares más conocidos para adentrarse en el relato de las pequeñas cosas, esas que revelan con una luz más fuerte los aspectos de una vida irrepetible.

El montaje es excelente. Las imágenes son como pensamientos que se van sucediendo. Fluyen con un aire de asociación libre muy logrado, que sin embargo tienen un craneado trabajo detrás, con un ritmo y una ligazón perfectas.

La música acompaña todo el proceso, tiene un lugar fundamental. Hay momentos en donde no queda otra que subyugarse conmovidos ante ese mundo sonoro de Piazzolla. Este documental registra también la transformación del tango.

Su hijo Diego es el otro protagonista. Aparece ofreciendo recuerdos de esa persona tan cercana pero tan esquiva.

Le tocó en suerte un padre difícil. Se cuenta, con mucha delicadeza, esa relación en donde se intuye un hondo  conflicto, totalmente opuesta a la idílica que conformaron Astor y Nonino. Nonino creyó en Piazzolla. Ese vínculo de amor y de confianza le confirió un poder sobrenatural. Él pudo gozarlo, pero no fue capaz de transmitirlo.

Piazzolla, los años del tiburón también nos hace reflexionar acerca de los bemoles de aquellos que tienen el fuego sagrado. Hay un turbulento mar, el de la creación. Pero a esos pocos elegidos se les hace muy difícil compartirlo. Tienen que adentrase solos, o solas, a cazar los tiburones de su talento.

Estreno en Buenos Aires: 30 de agosto.