Las damas

Por: Luis Enrique Medina

En el coqueto barrio de Chacharita se levanta un clásico de la zona. Con una carta específicamente porteña, recibe una muchedumbre cada día.

Dentro de las especificaciones que requiere tener una carta de cocina porteña, una condición sine qua non es la buena atención desde el anfitrión y esto ocurre en Las damas.

Al llegar, una esmerada intención de agradar al cliente baña la primera sensación de la estadía. Otra de las condiciones, es la conformación de su carta. Buena calidad de pastas, pescado, minutas y una excelente parrilla.

Al sentarse a la mesa, inmediatamente aparece un platito con alguna pavadita, algo para ir despuntando mientras se estudia la carta, para la elección de uno de sus platos tradicionales.

Un constante ir y venir de gentío es rutina, es un lindo lugar por el público que se junta a divertirse, a pasarla bien, con un código social muy relajado. Grupos de amigos o amigas que ocupan sus mesas grandes y los enamorados que prefieren espacios más intimistas disfrutan por igual.

Las etiquetas que ofrece su carta de vinos son muy variadas. Las hay de cepas extravagantes en producciones de bodegas boutique con propuestas muy frutales o con improntas a maderas estacionadas, como también están nuestros clásicos de precios muy acomodados y los de marcas exitosas.

En la carta de platos, hay algunas estrellas que desearía recomendar, como la tortilla de papas, los buñuelos de acelga, la entraña con gremolata, la pasta mediterránea o el osobuco a cocción lenta. En estas propuestas reside la identidad del lugar. El constante recambio de cubiertos, hace que la mayor virtud sea la frescura de sus productos, que se perciben con un buen proceso de cocción.

Algunos platos mantienen la originalidad de las recetas de manera celosa y por lo general hay detalles de sabor o perfumes producidos por hierbas aromáticas o especias muy particulares, que sin demasiada presencia, le dan un toque especial y característico del lugar, ese ingrediente que se compara con un secreto de la abuela o de una madre con buena mano en la cocina.

Si está por la zona de El Galpón de Guevara o de Santos 4040, es una opción más que considerable hacerles una visita a Las damas.  Al igual que si tiene la suerte de encontrar la casa donde se brinda el maravilloso espectáculo teatral Ojalá las paredes gritaran, una versión de Hamlet imperdible.