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Estrenos argentinos

Villegas

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La opera prima de Gonzalo Tobal llega a la cartelera porteña luego de atravesar un poderoso circuito de festivales internacionales. Una historia de amistad y reencuentro realmente digna de verse.

Cada etapa de la vida tiene algo mágico. Una cualidad inasible, que se vive una sola vez. Así es el paso de la niñez a la adolescencia o, en el caso que nos ocupa, el de la primera juventud hacia la madurez.

De esos tránsitos habla Villegas, la opera prima de Gonzalo Tobal.

Dos primos, amigos de la infancia, nacieron en el campo bonaerense. Se criaron juntos y juntos emigraron a la gran ciudad. El paso del tiempo los fue distanciando y hoy, en el umbral de la treintena, la muerte del abuelo los hace volver a su pueblo natal.

Como en una especie de road movie emocional, estos dos personajes irán viajando por el interior de ellos mismos con la intención de reencontrarse.

Atención. No les espera una película con planos interminables y prolongados silencios. Villegas se deja ver, es dinámica, entrañable, y tiene diálogos verosímiles y frescos. El viaje interior del Pipa y de Esteban no entorpece una narración que incluye otros conflictos: el campo versus la ciudad, el miedo a crecer, la masculinidad, el mandato familiar.

Estamos ante una historia que intenta contar una amistad. El director la resuelve con gracia porque se remite a hablar acerca de lo que conoce. Él lleva a los personajes en la palma de su mano, sabe de qué habla cuando los pone en cuadro. Además, los actores que encarnan a los primos le brindan una ayuda importante: Esteban Lamothe (el de El estudiante)  y Esteban Bigliardi (el de la obra teatral de Kartun, Ala de criados) componen una dupla increíblemente tierna, sobria y talentosa. Son capaces de dotar a sus criaturas con una dosis de emoción sin caer en excesos.

Villegas es delicada pero es varonil. Los lazos sanguíneos existen, pero hay que ganárselos. La melancolía está presente, pero desde un lugar en donde los personajes buscan acomodarse, prepararse para el próximo ciclo de una vida que no se sabe si dará más sorpresas.

Gonzalo Tobal abre su etapa como realizador de largos. Lo secunda una fecunda carrera de cortometrajista. Cerrar la Tapa, Álbum Familiar en cuatro entregas y Cynthia tiene las llaves, fueron algunos de los cortos que lo llevaron por festivales nacionales e internacionales. Con Ahora todos parecen contentos obtuvo el Primer Premio de la Cinéfondation 2007. Villegas se estrenó en la Selección Oficial del Festival de Cannes 2012.

Los roles, el niño interior, la fragilidad, la rebeldía, todo tiene su lugar en un guión íntimo y acertado. La fotografía, a cargo de Lucas Gaynor, refleja el clima de la película.

La dirección de arte de Julieta Dolinsky está muy cuidada y el vestuario de Sandra Fink, con esas chombas Lacoste del primo que intenta hacer lo correcto y esas remeras grunge del Pipa, termina de reforzar el concepto inefable, de juventud perdida, que sobrevuela cada imagen y que termina emocionando.

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