RECOMENDADOR DE ARTES Y ESPECTÁCULOS

Instalación

Nave Tierra: La casa del fin del mundo

Por:

Una vivienda auto sustentable abre sus puertas en la ciudad de Ushuaia. Es una obra de arte en sí misma y fue construida con materiales de descarte: pasen y lean la historia de la primera casa de ese estilo levantada en territorio nacional.

Elena Roger es una actriz de talento y carisma. Canta como los dioses y es reconocida en todo el mundo. Lo que pocos conocen es su compromiso con un estilo de vida que respeta la naturaleza. Ella y su pareja, el también actor y cantante Mariano Torre, tienen gran conciencia ecológica.

Con tantas cosas en común decidieron mudarse juntos. Pero no querían una casa convencional para vivir. Su sueño era habitar una que no agrediera al medio ambiente.

Se asesoraron y conocieron, a través de su página web, al arquitecto norteamericano Michael Reynolds, que tiene una comunidad de casas auto sustentables funcionando en el desierto de Nuevo México.

Así nació el proyecto de Nave Tierra en el fin del mundo. Elena y Mariano decidieron formar una ONG que creara conciencia de los problemas habitacionales y ambientales en esta parte del planeta. La llamaron NAT

-Naturaleza Aplicada a la Tecnología-, y se pusieron en campaña para tentar a Reynolds, con el fin de que levantara un prototipo en la Argentina.

Como Mariano es nacido en Ushuaia, no tuvieron mejor idea que desafiar al arquitecto a construir una de sus casas en “el fin del mundo”. Michael Reynolds (o Mike, como le dicen los amigos), acostumbrado a los grandes retos, finalmente aceptó venir.

La Nave Tierra del fin del mundo se construyó en veintiséis días. Utilizaron 350 neumáticos, 3000 latas de aluminio, 5000 botellas de vidrio y 2000 botellas plásticas del programa Ushuaia recicla. Tiene alrededor de 60 metros cuadrados y es la primera que pertenece a un Estado, porque las que ya existen son casas particulares.

Es un módulo de supervivencia con un sistema eléctrico híbrido (fotovoltaico y eólico). Pero también es una promesa de solución para los problemas ambientales, un paso adelante para mejorar el desastre que como especie le hicimos pasar a la Tierra. Dentro de la provincia austral, por ejemplo, el descarte de basuras es problemático por su ubicación geográfica. Pero aprovechando esos materiales para la edificación, se resuelven dos problemas.

La casa está íntegramente hecha con elementos de descarte, con un costo mínimo. Esta virtud, paradójicamente, no le permitía estar homologada con los estándares de construcción del país para servir como vivienda. Gracias a la gestión de NAT, se pudo superar ese obstáculo.

Nave Tierra de Ushuaia se encuentra dentro del circuito turístico-cultural de la ciudad del Sur, está abierta al público y posee visitas guiadas que explican el funcionamiento de los sistemas.

Además, es una instalación artística en toda regla: un recinto precioso, con luz a todas horas del día, paredes térmicas y una amigable forma semicircular, con agua que corre rumorosa, como un pequeño río subterráneo, alimentando las plantas del invernadero. El aire de la casa es puro y calmo, con una energía de bienestar que se siente en todo el cuerpo.

¿Cómo se construyó? Mike Reynolds arribó en el mes de enero, con un grupo de sus especialistas listos para levantar la estructura.

A la vez que preparaba la instalación, educó a un grupo de setenta personas que vinieron de todas partes para aprender a construirla. Eran alumnos de China, Australia, Turquía, Francia, Alaska, la Isla de Pascua, Paraguay, Barbados, Suiza y Argentina, entre otros puntos del globo.

La experiencia resultó doblemente enriquecedora, porque mientras por un lado se conocían y trabajaban en la construcción, por otro se capacitaban in situ para luego salir a replicar el sistema en cualquier otro lugar. Incluso, para casas ya construidas con un método tradicional, sus modos de reciclar el agua y la energía son perfectamente viables.

Se trata básicamente del aprovechamiento del agua de lluvia y las aguas grises. Hay una cisterna (como la de los antiguos aljibes) que recoge las precipitaciones. Los baños tienen un sistema de filtrado para reutilizar las descargas, separando los desechos orgánicos del agua, que sirve para regar las plantas del invernadero. Esas plantas crecen adentro de la casa, renovando el aire y recibiendo nutrientes de primera calidad. Todo está pensado para que el precioso líquido cumpla un ciclo: también el agua para bañarse y para lavar los utensilios es reutilizada.

Mike Reynolds comenzó el proyecto de sus Earthship yéndose a vivir con su familia al desierto de Nuevo México, bajo un clima extremo. Su casa fue la primera de una comunidad que siguió su ejemplo y que le permitió montar una empresa, Earthship Biotecture, que trabaja construyendo estructuras habitacionales bióticas, que se adaptan y acompañan a los fenómenos naturales en lugar de atacar al medio ambiente, como hacen los agresivos edificios occidentales.

El emprendimiento de Reynolds creció. Hoy tiene viviendas a pedido  levantadas en la India, Sierra Leona, Haití (las construyó para atemperar el problema habitacional luego del terremoto), todas capaces de mantenerse en pie aún en medio de un desastre climático. También divulga la manera de hacer las casas dando conferencias y armando grupos de trabajo como el que vino a Ushuaia.

Las ganas de Elena Roger y Mariano Torre de tener una casa amigable con el ecosistema generaron una movida con un impacto esperanzador.

Nave Tierra es una solución lenta pero segura a los problemas de la contaminación y la superpoblación de las ciudades, además de señalar el retorno a una vida realmente más saludable.

Se necesitan manos amigas y empresas responsables que colaboren con este emprendimiento, que lo extiendan para que siga multiplicándose.

El BUE los convoca para que participen. Para que Nave Tierra sea el modelo del hogar soñado, para que todas las personas que vivimos en el planeta podamos habitar casas bellas, sanas y ecológicas.

NAT. gruponat.info@gmail.com / facebook.com/GrupoNAT

www.earthship.com