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Tragos

Negroni

Por: Inés Molina

La llegada del invierno nos mueve a buscar lugarcitos cómodos y cálidos. Este bar del circuito palermitano cubre todos los requisitos.

Noche de chicas solas. ¿Qué mejor idea que ponernos lindas y enfilar hacia Palermo Holywood? Sus callecitas trajinadas no defraudan nunca.

Caminando bajo las estrellas llegamos al Negroni. Lleno por dentro, pero con mesitas amigas en la vereda. Nos sentamos sin tener frío: grandes calefactores a gas nos protegen del vientito de afuera.

El Negroni tiene el look de un almacén antiguo combinado con una bodega de vinos italianos. Sus paredes de madera con logo grabado, las botellas acomodadas en potreritos de alambre, su ubicación en ochava, nos traen el recuerdo lejano de un Palermo más barrial, cuando el país se estaba conformando con inmigrantes de la península itálica.

La moza nos ofrece la carta de tragos. Hay un montón, para todos los gustos. Lo atestiguan una media docena de parroquianos jóvenes, acodados en la barra. Of course, sirven el famoso Negroni que presta su nombre al lugar. Aquí lo preparan con gin, vermouth rosso y Campari en partes iguales, pero lo divertido es que se pueden armar combinaciones. La opción con Amargo Obrero es más que interesante. Para los nostálgicos, también lo preparan con Pineral.

La onda que sobrevuela los tragos es precisamente la ítalo-argentina. Hay creaciones como el Sofía Loren (a base de Cointreau y jugo de pomelo) o el Lorenzoni de manzana.

Probamos un poco de todo, pero lo que siempre nos gana es la cerveza. La negra Modelo o la rubia Amstel (muy suave, muy rica), servida en porroncitos, nos viene bien para acompañar las pizzas individuales que pedimos.

Elegimos la Simone, una pizzeta a media masa guarnecida con una importante salsa en donde prevalecen los vegetales en su punto justo. Tomate concassé, albahaca, ajito, aceitunas negras, todo conserva su sabor, bañado por un queso fontina delicioso. También hay opciones con queso brie y cebolla confitada. El chef del lugar, Fernando Ariel Fontana, respeta la línea mediterránea del Negroni combinándola con sabores locales. Recomendamos también la degustación de mini hamburguesas. Son sabrosas y originales.

La noche palermitana progresa. Afuera hace frío, pero el corazón del Negroni es cálido. La barra se ilumina e invita a entablar relaciones cordiales con los que beben sentados en las banquetas.

Es un lugar tranquilo, divertido y sencillo, un umbral para atravesar la madrugada.

 

 

El Salvador 5602. Tel: 4771-4878. Todos los días de 12 al cierre.