RECOMENDADOR DE ARTES Y ESPECTÁCULOS

Bar teatral

El Extranjero

Por: Inés Molina

Disimulado en medio de una interesante cartelera de obras de teatro, el barcito de El Extranjero esconde delicias insospechadas.

Para aquellos que gusten de la comida casera, de los placeres sencillos de la vida (como tonarse una buena copa de vino mientras se lee un libro) y de los ambientes íntimos, va esta recomendación.

Ubicado en el barrio del Abasto, el Teatro El Extranjero cuenta con un bar de reducidas dimensiones, mesitas de cálida madera y una heladera industrial de las viejas, que enfría bebidas con un suave ronroneo.

El salón está decorado con muñecas de porcelana, arlequines, viejos televisores de la década del setenta, cuadritos con fotografías de parientes olvidados y disfraces de representaciones pasadas. Hay un clima como del arcón de los abuelos, atendido por mozos jóvenes que ofrecen su sencilla carta sin invadir conversaciones.

El menú es breve, pero todo está preparado con mucha dedicación. Se pueden picar platitos de quesos condimentados, aceitunas, berenjenas a la turca o pepinitos al vinagre.

Si se asiste con amigos, hay picadas para compartir que incluyen un delicado paté de hongos al vino blanco, lomito ahumado y pan casero.

También se pueden ordenar los riquísimos sándwiches con ingredientes frescos, como el de lomo de ternera con verduras asadas y mayonesa, que es una delicia; o el más liviano, de salmón ahumado con queso blanco y alcaparras. Vienen acompañados de gustosas porciones de papas perfumadas al romero. Para beber, hay cervezas de litro, porroncitos, vino, gaseosas varias y agua mineral.

Recomiendo ir a la tarde, pedirse un té calentito con la torta del día o un cuadradito de brownie, y solicitarle al mozo la llave de la biblioteca vidriada que está contra la pared, al ladito de la barra. Este bar permite tomar cualquiera de los libros que hay allí y leerlo mientras se consume algo.

La biblioteca esconde verdaderos tesoros, como La huelga general, de Jack London o las obras de teatro de Camus.

Las enseñanzas de Don Juan conviven plácidamente con el misterio del cuarto amarillo y el mundo feliz de Huxley. Un vistazo a estos libros devuelve la emoción de la infancia y la adolescencia.

Yo preferí tomarme una cervecita y leer los dos primeros cuentos de Los boys, de Junot Díaz.  Pero hay libros para todos los gustos: ¡hasta tienen un ejemplar de David Rock, El radicalismo argentino, que no veía desde hacía años!

Chusmear en la biblioteca y leer mientras nos acuna el ronroneo de la heladera no tiene precio. Y los del bar de este espacio teatral, además, son muy accesibles.

Y ya que estamos en tren de recomendaciones, les aconsejo no perderse Spam, la sobrecogedora y divertida pieza de Rafael Spregelburd, que se está dando en la sala teatral, junto a la galardonada Iván y los perros.

 

Valentín Gómez 3378. Teléfono: 4862-7400.