Librería & Café


 

 

Libros del pasaje

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Se acercan las fiestas y se llenan los bares de gente que quiere juntarse a despedir el año. Este diciembre les proponemos un lugar tranquilo, para charlar sin estridencias.


Se acercan las fiestas y se llenan los bares de gente que quiere juntarse a despedir el año. Este diciembre les proponemos un lugar tranquilo, para charlar sin estridencias.

 

La calle Thames luce tranquila. Tiene todavía el perfume de Palermo viejo, no contaminado por ningún Hollywood. Entramos a un local que tiene frente de librería. En la vidriera están acomodados, con muy buen gusto, los últimos libros editados, las novedades. Las paredes son de ladrillo desnudo. También hay mucha madera. Nos sale al encuentro una mesa para niños lectores, con ejemplares inconseguibles en otras librerías. Hay un saludable silencio en el ambiente. Para los que venimos del centro, nos parece un hallazgo.

El corazón de Libros del pasaje está al fondo a la derecha, donde se levanta, orgulloso, un pequeño bar. Tiene un aire cortaziano, cambalachesco y parisino. Las mesitas de madera pintada y las sillas se agrupan, cercanas.

Una moza se acerca y nos ofrece una carta sencilla pero entradora: hay cafés de todo tipo, infusiones de menta, licuados y una interesante variedad de té, entre la que se destaca el Ahmad tea. Y también sirven submarinos con galletitas.

Como venimos a conversar, encontramos que el ambiente es cálido y para nada estridente. Pedimos pomelada con jengibre, y el único hombre de la mesa se antoja con una bebida espirituosa: le alcanzan una medida de whisky importado. Nada mal.

También se puede almorzar: hay una ensalada de pollo con hojas verdes, cherry, pancito frito y el elemento sorpresa, panceta, que junto al queso parmesano le da un toque distinto a la Caesar. Los sándwiches son muy sustanciosos.

Pero esta tarde estamos tentados con las cosas dulces. Pedimos una tarteleta de maracuyá, una porción de chocotorta y un cuadradito de crumble de manzana. Nos traen verdaderas delicias que nos transportan a un restaurante con cocina de autor. Pero aún seguimos en este hermoso barcito, mirando hacia la bohardilla en donde descansan los libros de arte, mientras tomamos nuestro refresco. La charla fluye natural, y el encuentro con los amigos nos pone al día con las conversaciones.

La moza tiene muy buena onda y si bien se toma su tiempo para atender los múltiples pedidos, no importa: estamos muy cómodos en este recinto rodeado de plantas en macetas. Afuera hay un patiecito con toldo en donde el bar continúa.

No se nota el paso del tiempo, pero no hay que olvidarse de que cierran a las diez de la noche. Tampoco hay que irse sin visitar la librería y regalar, o regalarse, un buen libro para leer después de nochebuena.

 

Thames 1762. Tel: 4833-006.

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