Retrospectiva


 

 

Ernesto de la Cárcova podrá visitarse hasta el 26 de febrero de 2017, de martes a viernes, de 11 a 20, y sábados y domingos, de 10 a 20, con entrada libre y gratuita.


Ernesto de la Cárcova

Por: Fernando Arenas

Merecida muestra en ocasión del 150 aniversario del nacimiento del artista argentino más querido de su época y uno de nuestros héroes de las artes.


Hablar de Ernesto de la Cárcova, es recordar a uno de los seres más bondadosos que hayan pisado nuestro suelo. De su talento habla su obra. Se lo conmemora por haber sido el fundador de la Escuela Superior de Bellas Artes, en el predio que ocupaban las caballerizas de cuarentena sanitaria, de haberla refaccionado y puesto en marcha con muebles y objetos de su propiedad. Este espacio conserva historias conmovedoras que signan al viejo maestro como paradigma de libertad y camaradería. Así lo atestiguan algunos artículos aparecidos entonces en la prensa y los recuerdos de sus primeros discípulos que llamaron a la Escuela con el mote de “paraíso”.

Un personaje de corte netamente socialista, como lo atestigua el ser uno de los primeros inscriptos en el partido, a pesar de provenir de una de las familias más acomodadas de la ciudad, de la Cárcova mantuvo sus ideales en línea a sus acciones, dando como resultado la recolección de una de las mayores muestras de apoyo popular y el de sus pares.

En su obra podemos observar algo que era muy común a principios del Siglo XX: los saltos estilísticos. Ocurren en los distintos trabajos de su autoría debido a las transformaciones de estilos, reflejando el impresionismo  tanto como el modernismo. Debido a la importante actividad filantrópica, política, institucional, educativa y de ayuda social que mantuvo, no podemos hablar de una gran producción de este gran artista. En 1928, a un año de su muerte, su viuda Lola Pérez del Cerro y sus amigos, rindieron un homenaje realizando una muestra que reunió treinta y cinco obras, diez medallas y algunos dibujos en papel. 

En el MNBA quedó hasta nuestros días la emblemática pintura Sin pan y sin trabajo, material que sirvió de emblema en protestas sociales de nuestros trabajadores. Allí se puede observar el conmovedor  reflejo de una familia, con un hombre desesperado por trabajo, sus herramientas inertes, la mujer amamantando al niño, una figura con un profundo mensaje social. Unánimemente aclamada en el Salón del Ateneo en 1894, esta obra quedó como uno de los íconos argentinos de todos los tiempos.

Esta muestra actual está curada por Laura Malosetti Costa, con la colaboración de Carolina Vanegas Carrasco y se despliega en las salas 29 y 30, ubicadas en el primer piso del Museo.

En la primera, se recrea la exposición organizada en Amigos del Arte en 1928 con una serie de retratos, paisajes, naturalezas muertas, medallas, dibujos y documentación vinculada a aquella muestra. Además de la célebre obra antes mencionada,  se exhiben los estudios técnicos sobre esta, que permiten apreciar las diferentes instancias del proceso creativo.

En la sala 30, se relata la trascendencia que alcanzó, a partir de obras de artistas como Tomás Espina, Antonio Pujia, Carlos Alonso, Gustavo López Armentía y el Grupo de Arte Callejero (GAC), quienes citaron la pintura del maestro de la Cárcova en sus propias producciones; de las publicaciones que la reprodujeron en sus páginas, y de las múltiples reapropiaciones que atravesó, en diversos contextos, desde su creación.

Además, la exposición del Bellas Artes se integra con otros dos núcleos.

El primero tiene lugar en el Museo de Calcos y Escultura Comparada Ernesto de la Cárcova (Av. España 1701), de la Universidad Nacional de las Artes. Con la curaduría de María Isabel Baldasarre, la muestra evoca los primeros años de esa institución, que de la Cárcova fundó y dirigió.

El otro núcleo, llamado Cárcova en la UNSAM, se desarrolla en la sede del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de San Martín (campus Miguelete, Av. 25 de Mayo 1169, General San Martín, provincia de Buenos Aires). Allí se presenta el trabajo que emprendieron las curadoras Natalia Gavazzo y Dolores Canuto en el barrio La Cárcova, con profesores de artes plásticas y profesionales de escuelas, quienes acercaron la historia del pintor a los niños y jóvenes del lugar.

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