Me amarás por siempre jamás

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Una interesante puesta que celebra la dramaturgia de Eugene O'Neill y la acerca a nuestros días.

No todos los amores son felices. No todos conceden el equilibrio y el bienestar. Hay amores que desesperan, que desordenan, que enloquecen. Este es el caso del que mantienen, como un fuego encendido que los encandila y los quema, Leonora y Marcos. Los dos son artistas: él es dramaturgo y ella actriz. Ella es hermosa y su pasado hace que el presente de él esté preñado de celos. Se aman y se admiran, pero también se hacen daño.

El teatro de Eugene O' Neill es un teatro de la angustia. Sus textos exhiben la claudicación de los espíritus libres que en cierto modo, deben someterse a los mandatos de la biología o de la educación. ¿Por qué no ser únicos, solitarios, perfectos? ¿Por qué buscar ese calor tan esquivo del otro, que también encarcela y debilita?

La adaptación del texto de O'Neill que hace Dalia Elnecavé -también responsable de la puesta en escena y dirección- explora además el conflicto de muchas mujeres de hoy, que pugnan por desarrollar su vocación artística, muchas veces tomada de forma peyorativa en un mundo con reglas hechas por los hombres.

Utilizando a veces los recursos del monólogo y aprovechando el diseño escenográfico (muy bien resuelto por Nadina Fushimi), recorta personajes de la obra original para reforzar la idea del encierro psicológico de la pareja protagonista. Logra unas atmósferas que dan muy en el blanco, respetando la esencia del autor.

Paula Morales y Sergio Griffo encarnan a los torturados protagonistas. Transitan juntos un abanico de emociones extremas.

Me amarás por siempre jamás es una historia de rendiciones, de concesiones amargas, de una desesperanza existencial que descansa en un sentimiento que debería ser reparador.

Revela mapas secretos del corazón, las rutas equivocadas o desoladas del cariño. 

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