Kalakan

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El trío más famoso del país vasco francés viene a presentar su segundo disco.

Escuchar el idioma euskera puede ser una experiencia fascinante. Tiene una gran semejanza con el castellano, es como que estamos a punto de entenderlo, hasta que se fuga con galicismos arcaicos, por el costado de otras lenguas romances. De todas formas, su sonoridad es impactante, habla de un mundo que tenía más adjetivos para ser descripto.

Ese es el precioso bagaje de bandas como Kalakan, que mantienen vivas sus tradiciones.

Está conformado por tres cantantes que además son percusionistas, Thierry Biscary, Xan Errotabehere y Jamixel Bereau. Se caracteriza por sus arreglos vocales, que pueden ser muy potentes o muy íntimos, pero siempre afinados y elegantes, cantados en su lengua madre, acompañados por una percusión muy interesante, para nada convencional.

Manejan la txalaparta con gran concentración y virtuosismo. La txalaparta es un instrumento hecho con materiales primordiales, maderas y cuero, que se toca de a dos, golpeando alternadamente unos tablones con afinaciones distintas, dispuestos en una mesa, ayudado por otros palos a manera de mazas. Ya solo verlos en acción es como ponerle imágenes a un mantra.

A la txalaparta le agregan el rotundo son de la danbolina, un grave tambor con aspecto africano, encordado como un bombo legüero. También incorporan txirulas (flautas vascas), gaitas para las jotas, violín y zanfona.

Su música es una corriente de energía. Sus voces, jóvenes y fuertes, contagian optimismo y desafío, como una llamada celta.

Presentarán su segundo disco, Elementuak.

Algunos los conocen porque Madonna decidió incluirlos en una de sus giras mundiales. Pero los Kalakan trasmiten una luz propia, que hace que valga la pena escucharlos a solas, para reencontrase con una voz ancestral que señala las cosas importantes.

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