Letter to a man

Por: Ian Gall

Un trabajo de características y coincidencias. La llegada del hijo pródigo de la danza, de la mano del prestigioso creador de escena.

 

A principios del siglo XX el genial bailarín ruso Vaslav Nijinsky, encabezaba la compañía de danza Les Ballets Russes, fundada y dirigida por Serguéi Diáguilev, considerada la más influyente y trasgresora de la época. En una gira por América, llegaron a nuestra ciudad en 1913.

Una joven de la alta sociedad húngara llamada Rómola Pulszky los acompañaba persiguiendo el amor de Nijinsky. Fue en esta ciudad y en la iglesia de San Miguel Arcángel, de Suipacha y Mitre, donde se unieron, aún se conservan las actas matrimoniales. La boda le ocasionó el alejamiento del grupo por varios años; normas impuestas por la compañía iban en contra de contratar personas con este tipo de compromisos que les impedían sostener las largas y exitosas giras.

También en nuestra ciudad y ya con un avanzado cuadro de esquizofrenia, realiza una de sus últimas presentaciones en público, determinando un lugar de especial pertenencia.

En los distintos nosocomios que frecuentó por este mal, escribió infinidad de cartas y documentos, narrando la situación por la que estaba atravesando y sus pormenores

En muchas ocasiones se intentó tentar a Baryshnikov para que realizara homenajes o espectáculos en relación a la vida de aquel genio de la danza, pero solo accedió bajo la dirección de Bob Wilson, con quien realzó el exitoso espectáculo The old woman junto a Willem Dafoe y le trasmitió la confianza de asumir tan delicado rol. Juntos le dan forma al espectáculo Letter to a man (Carta a un hombre). Bucean poéticamente en la mente perturbada del mítico bailarín en el proceso en que la locura lo consumía para siempre. Lino Patalano atraído por tales coincidencias nos acerca la posibilidad de disfrutar de este magnánimo espectáculo.

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