Musical


 

 

Tango feroz

Por: Atilio Tustali

Ariel Del Mastro, autor de la multipremiada Por amor a Sandro, regresa  colocando su mirada en cómo fue atravesado por las circunstancias socio-culturales otro de nuestros grandes íconos. Usando hábilmente el lenguaje de la comedia musical, muestra nuestra historia reciente.


Ariel Del Mastro, autor de la multipremiada Por amor a Sandro, regresa  colocando su mirada en cómo fue atravesado por las circunstancias socio-culturales otro de nuestros grandes íconos. Usando hábilmente el lenguaje de la comedia musical, muestra nuestra historia reciente.

 

Había una vez  una generación criada por aquellos inmigrantes provenientes del campesinado de tierras remotas, jóvenes que aprendieron de sus mayores la solidaridad con los que menos tienen, la no discriminación, la ayuda social. Dueños de un pensamiento y un accionar generador de un mundo más humano, más solidario, culto y artístico.

Momento en que el mundo paría El mayo francés. Esta generación convivía con fuerzas armadas que tradicionalmente habían sido adiestradas en el sistema del ejército prusiano, con demasiada asociación con los métodos nazis, autores de varias de las páginas más tristes de la historia. En ese enfrentamiento de ideas y modos de pararse frente el otro transcurre la trágica vida de José Alberto Iglesias, conocido como Ramsés, quien pasara a la inmortalidad como Tanguito y a quien Aída Bortnik y Marcelo Piñeyro pusieron como eje central del libro de la célebre película Tango feroz.

Ariel Del Mastro es el gestador y director del proyecto de llevar esta obra de arte nacional al teatro. Se rodea de un equipo de artistas locales que hacen hoy posible que en nuestra calle Corrientes brille este musical de raíz local.

El libro es adaptado por Joaquín Bonet, con una evidente intención acerca de cuál es el mensaje del equipo. La mano del genial Jorge Ferrari, aliado inseparable de las puestas de Del Mastro, se nota en cada escenograma que se produce en la blanca y despojada caja con la que se recibe al público en el teatro Tabaris. Allí se generan mágicamente los espacios que cuentan las marchas callejeras, la cárcel, el hospicio, el estudio de grabación y hasta el mítico “La cueva”, local donde naciera el rock nacional, usando pequeños elementos y proyecciones generadas por Maxi Vecco, otro de los inseparables talentos del equipo.

El director apela a la memoria colectiva y a las sensaciones que nos produce escuchar números musicales con letras que están en nuestro ADN, como La marcha de la bronca, Me gusta ese tajo, El oso o Amor de primavera entre otros.
Coloca un elenco encabezado por Fernando Dente, en otro de sus geniales trabajos. Algunos de los actores dan vida a más de un personaje, como es el caso de Tony Lestingi, componiendo al Lobo, un corrupto comisario, y a su vez al padre de aquella novia de Tanguito que tanto intervino en su trágico final. El talentoso  Federico Salles es otro de los que le presta el cuerpo a más de un personaje. Florencia Otero descuella con un excelente coprotagónico lleno de matices.

El elenco se completa con Germán Tripel, Eliseo Barrionuevo, Mariu Fernández, Sofía González Gil y Federico Llambi.

 

Un espectáculo para no dejar de ver. Al retirarme percibí la verdadera función del teatro y en la reflexión vi el absurdo: a pesar de tantos equívocos, nuestra fuerza policial no cambia en su accionar.

 

Teatro Tabarís. Av. Corrientes 831. Miércoles, jueves, viernes y domingos a las 21. Sábados a las 20:30 y a las 23.

www.alternativateatral.com/obra26231-tango-feroz

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