Cervezas, sangrías y tapas


 

 

Defensa 1376. Tel: 4362-3376. Abierto de lunes a sábados, de 16 al cierre.


Rosa de los vientos

Por: Inés Molina

Una salida tranquila y especial amerita un broche de oro. Este simpático y cálido bar ofrece el ambiente ideal para cenar y compartir.


Febrero es un mes extraño. A fuerza de comedias románticas y sitcoms nos metieron en la cabeza que debe festejarse el día de San Valentín.

Eso no es tan fácil como parece: el segundo mes del año debería encontrarnos al menos emparejados y con ganas de mostrárselo al resto del mundo.

Por suerte hay gente que no se deja llevar por la corriente ni gasta fortunas reservando mesa para dos en los restaurantes onerosos. Para esas almas sencillas va esta recomendación.

Se trata de Rosa de los vientos, un lindísimo bar de tapas que hay cerca del Parque Lezama. Como está casi llegando a Garay, se aleja bastante del típico circuito de turistas y es muy tranquilo. Abre a las cuatro de la tarde y se puede tomar un café sorprendentemente gustoso mientras se tiene una charla con alguien interesante.

A la noche, la cosa cambia. El salón se llena enseguida de parroquianos y gente de paso con muy buena onda, y se puede empezar a tapear sin complejos.

Hay más de quince variedades de tapas, la cual más tentadora. Recomiendo la de tiritas de pollo con panceta al wok y la de guacamole. Cada tapa viene con una ración de pan y alcanza para conformar a una persona hambrienta. Se pueden pedir dos combinaciones a solo $47. La de chip de mandioca con crema de ajo también es deliciosa. Tomates confitados, palitos de queso, jamón, patatas bravas, bruschettas de jamón o de lomo horneado con queso gruyere... Todo es ofrecido con estética y espíritu bien españoles, aunque la simpática mesera rubia que toma los pedidos parezca más bien alemana.

También hay un menú más argentino, aunque siempre con pinceladas mediterráneas. La pizza especial- muzarella, maíz, panceta, jamón y olivas-merece toda nuestra atención.

Como el local es bastante chiquito se puede conversar bien cerca uno del otro. Por eso es ideal para salir con el elegido (o la elegida) del corazón, no importa si es o no San Valentín. Se puede dar un paseo por el parque, mirar artesanías, juntar ganas de tomar algo y aterrizar en la Rosa de los vientos.

También es bueno para visitarlo con amigos y amigas, en plan de festejo: hay cervezas de distintas nacionalidades, ofertas etílicas más que interesantes y hasta despachan la típica sangría de vino y jugo de frutas, deliciosa y fría. Después de todo, las tapas nacieron como excusa para no beber con el estómago vacío.

En la sección de la barra, hay propuestas sencillas y a buen precio. Se sirve el clásico Fernet Branca, Baccardi and Cola, chupitos de melón, kiwi y lemoncello, y tragos a base de vodka.

En este San Valentín, sepan encontrar la brújula.

 

 

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