Drama


 

 

La muerte y la doncella

Por: Atilio Tustali

Un espeluznante relato con final inesperado, brillantes actuaciones,  solvente dirección y una temática que nos toca de cerca a todos los latinoamericanos. La felicidad de estar frente a una obra de arte sublime.


Un espeluznante relato con final inesperado, brillantes actuaciones,  solvente dirección y una temática que nos toca de cerca a todos los latinoamericanos. La felicidad de estar frente a una obra de arte sublime.

 

Este maravilloso material del dramaturgo chileno Ariel Dorfman ha sido la obra del país trasandino que más representaciones ha tenido en el mundo. Su estreno mundial se produjo bajo la dirección de Lindsay Posner en julio de 1991 en el  Royal Court Theatre de Londres, espacio abocado a la promoción del teatro contemporáneo. En Broadway se estrenó bajo la dirección de Mike Nichols, en el Brooks Atkinson Theatre, en marzo de 1992. India tuvo su versión en el 2002 en el  India Habitat Centre de Nueva Delhi. Se hizo una nueva versión en Londres en el 2011 en el The Harold Pinter Theatre bajo la dirección de Jeremy Herrin, recibiendo infinidad de premios en distintas áreas creativas. Fue llevada al cine en 1994 por Roman Polanski, con las actuaciones de Sigourney Weaver, Ben Kingsley y Stuart Wilson.

Podríamos resumir la historia diciendo que un automovilista sufre un percance con su auto en una ruta y es llevado de vuelta a su casa por un gentil caballero.

Ese gentil caballero es quien su mujer cree reconocer como el torturador que la violó cuando la detuvieron durante la última dictadura militar.

La riqueza de este trabajo de Dorfman está en lo facetado de cada uno de los elementos que componen la obra, se pueden observar las infinitas contradicciones en los personajes que enriquecen, lo contrapuesto en las decisiones y apoyos que el público puede dar a cada escena o situación. Pero lo cierto es que ninguna de las versiones anteriores de este texto encuentra la potencia y crudeza que posee la puesta que actualmente se está dando en el Teatro Cervantes de esta ciudad.

Contamos con las magníficas actuaciones de Marcela Ferradás -generadora del proyecto, mostrando su descarnada marca, dejada por quien signó su trágico destino-, Horacio Peña -en otra de sus magistrales cátedras de esta elevada profesión, conforma un ser de luz que podría ser el mismo demonio- y Carlos Santamaría - en un rol donde se ve claramente que el amor y la unión son lo único que salva-. Ellos dan la fuerza a una creativa puesta de Javier Margulis, quien además de optar por una acertada elección estética, logra conformar un vínculo entre los personajes que van manteniendo en punta de butaca a la platea desde el inicio hasta el maravilloso final. La teatralidad en su máxima expresión sostenida tan solo por lo pequeño, lo simple, lo que logra generar la felicidad en el espectador, la de haber experimentado un sublime momento otorgado por la belleza del gran arte, el teatro en su mejor versión.

 

Atilio Tustali 

 

Teatro Nacional Cervantes. Sala Orestes Caviglia. Libertad 815. Jueves, viernes y sábados a las 21:30. Domingos a las 21.

www.alternativateatral.com/obra33304-la-muerte-y-la-doncella

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