Fotogalerí­a


 

 

Intenciones secretas

Por: Cecilia Navesnik

Siempre vale la pena ver el trabajo de Annemarie Heinrich. ¿La yapa? Esta muestra garantiza el acceso a su producción más personal. Búsquedas poco habituales, cuadernos de trabajo y copias de artista.


Siempre vale la pena ver el trabajo de Annemarie Heinrich. ¿La yapa? Esta muestra garantiza el acceso a su producción más personal. Búsquedas poco habituales, cuadernos de trabajo y copias de artista.

 

Annemarie Heinrich nació en Alemania, en 1912. Vivió y trabajó en Buenos Aires desde 1926 hasta su muerte en 2005. Del cuarto oscuro que había instalado en la casa familiar de Villa Ballester, pasó a su primer estudio, inaugurado en 1930. Ilustró a lo largo de cuarenta años las tapas de las revistas Antena y Radiolandia. En 1953 participó en la creación del grupo “Carpeta de los diez”, y en 1979 fundó con cinco fotógrafas el Consejo Argentino de Fotografía.

Se consagró como retratista de las estrellas del cine argentino de los años 40: Libertad Lamarque, Mirtha Legrand, Zully Moreno, Eva Perón, Tita Merello. Muchas veces, la imagen que evocamos cuando pensamos en estos personajes es una fotografía de ella. En paralelo, desarrolló un intenso trabajo experimental. Fue pionera en concebir a la fotografía como arte, y de eso se trata esta muestra.

Se presentan noventa copias de época realizadas por la propia Heinrich. Desnudos y fotos de su círculo íntimo, producidos entre los años 30 y 60. En forma y en contenido, estos dan cuenta de su modo de ver desprejuiciado y vanguardista. La línea curatorial propone pensar su acercamiento a la sensualidad femenina como un augurio del movimiento feminista de los años 60.

Cien por ciento blanco y negro. Técnica impecable. Tomas directas y fotomontajes. Flores, frutas y objetos; rostros, manos y cuerpos. Las luces, sombras, reflejos y texturas cumplen un papel fundamental. La mayor parte de las imágenes son de estudio o en interiores, pero aconsejo prestar atención a los momentos en que Annemarie mira hacia afuera.

Se exhiben, además, afiches originales de algunas muestras, cuadernos personales, postales navideñas hechas con sus fotografías. Objetos que permiten acercarse a su lógica y a su modo de trabajo.

Heinrich fue autodidacta y prolífica. Supo combinar una labor comercial de altísima calidad con sus inquietudes más subjetivas. Fue responsable de delinear gran parte de la memoria visual de los argentinos. Como dije, siempre vale la pena.

 

Cecilia Navesnik

 

Malba. Av. Figueroa Alcorta 3415. Jueves a lunes de 12 a 20. Miércoles de 12 a 21.  Hasta el 6 de julio.

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