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La legendaria banda de Manchester, pionera en la fusión del rock con la música electrónica bailable, vuelve para interpretar grandes éxitos.
Durante la década del 80, un grupito de jóvenes experimentaba con una banda de música protoelectrónica llamada Joy Division. En Inglaterra gobernaba la Thatcher, recortando presupuestos y empobreciendo la vida de la clase obrera.
El líder de Joy Division se llamaba Ian Curtis. Una tarde se suicidó colgándose en la cocina de su casa, mientras escuchaba un disco de Iggy Pop.
Bernard Summer, Peter Hook y Stephen Morris, los miembros restantes, quedaron un poco a la deriva. Ian Curtis era el vocalista. Y solo les había dejado desesperación y silencio.
Los tres sobrevivientes decidieron dar pelea. Bernard se hizo cargo de las voces, las guitarras y los sintetizadores. Hook siguió con el bajo y la batería electrónica de Morris le ponía el pulso a toda esa combinación.
Se llamaron New Order.
Al principio no lograban despegarse de la influencia de Joy Division, pero finalmente encontraron su propio lenguaje, una suerte de post-punk new wave con pasajes de música puramente electrónica.
Buscando expandir la ola, los integrantes de New Order viajaron a Nueva York. Los inundó la movida del dance y supieron incorporar ese estilo en su trabajo.
Su primer hit, editado en 1983 se llamó Blue Monday y se convirtió en el single más vendido de toda la historia.
New Order supo darle vida a grandes discos, con canciones que trascendieron el tiempo, como True Faith y Bizarre Love Triangle.
Hoy forman con los originales Bernard Sumner y Stephen Morris, además de Gillian Gilbert, Phil Cunningham y Tom Chapman.
El último show del grupo en la Argentina fue el 29 de noviembre de 2016, cuando presentaron su disco Music Complete. Su legión de fans los espera con entusiasmo.
