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Estreno internacional

Nebraska

Por: Sebastián Tabany

A punto de no estrenarse, Nebraska, el film de Alexander Payne nominado al Oscar, finalmente se va a poder ver en unas pocas salas.

Alexander Payne es uno de los pocos directores norteamericanos con sello propio que no ha hecho grandes películas de estudio y cuyo cine está más ligado a la descripción de los personajes y los vínculos que a una progresión dramática de la historia. Su primera película estrenada en Argentina fue Las confesiones del Sr. Schmidt en 2002 (aunque ya había filmado un par en EEUU como Citizen Ruth y Election). Entre copas y Los descendientes, quien ganara un Oscar por su guión, son sus más famosos largometrajes y un ejemplo de su cine: no hay mucha historia, sino personajes pintorescos a quienes les suceden cosas patético-divertidas (sin llegar al preciosismo snob de Wes Anderson, por suerte).

En Nebraska, nominada al Oscar por Mejor Película y Actor, Bruce Dern interpreta a Woody, un octogenario de un pueblito del estado del título que recibe por correo una publicidad típica de “usted puede ser el ganador de un millón de dólares” y se la cree. Tanto, que enlista a su hijo David (Will Forte) a acompañarlo a las oficinas del remitente a buscar el premio. David, quien ve cómo la salud mental de su padre se va perdiendo de a poco, accede y se embarcan en un viaje en auto hacia su destino.

La elección de Payne de filmar en blanco y negro, más allá de la estética, es declarar que la historia es atemporal. El logo del estudio vintage al principio así lo prueba y si bien hay atisbos tecnológicos que sitúan a la película en el presente, Payne eligió la monocromía como ejemplo de fábula más que un relato realista. Dern, nominado al Oscar, es el motor de la película.

Despeinado y sin afeitar, este viejo schlepper no es una caricatura de un jubilado sino un personaje complejo sumamente atractivo. Más sutil y hasta más meritoria es la actuación del cómico Will Forte como su hijo. Salido de Saturday Night Live, no hay un atisbo de comicidad en Forte, quien con pocas palabras y pocos gestos logra transmitir los sentimientos que le ocurren a toda persona cuando ve que sus seres queridos mayores ya no tienen la misma capacidad mental que antes. Frustración, enojo, conmiseración, son todos los estados que Forte logra comunicar con las más mínimas expresiones y eso es algo extremadamente difícil de lograr sin caer en la caricatura o la sobreactuación.

Como todas las películas de Payne, Nebraska es un estudio de personajes. En este caso la relación entre padres mayores e hijos adultos y por extensión un tratado sobre lo vivido y las experiencias. El director, filmando ese pueblito de morondanga, describe y un poco se burla de la consabida frase común “todo pasado fue mejor”.

 

 

Estreno en Buenos Aires: 20 de febrero.