Recuerdos a la hora de la siesta

Por: Lucila Gandolfo

Imperdible propuesta para los niños en el San Martín, cita ineludible para grandes y chicos.

Es con mucho orgullo y admiración que quiero hacer esta recomendación. Seguramente María Elena Walsh habría estado muy feliz y agradecida de ver cómo su universo poético inspiró a Emiliano Dionisi a escribir y dirigir esta hermosa obra, donde nos invita a imaginar la infancia de María. Todo es disfrutable de principio a fin: el relato y la forma de contarlo, las canciones, con sus rimas, melodías y coreografías, la belleza de la escenografía y todos los artefactos que de ella surgen y nos sorprenden, las luces, mágicas y un elenco de actores/cantantes, bailarines y titiriteros del mejor nivel.

Emiliano Dionisi viene demostrando su talento y creatividad en cada una de sus propuestas, y lo vuelve a hacer una vez más, rodeado de un excelente equipo creativo que ya lo ha acompañado en proyectos anteriores, como Marisol Castañeda en vestuario, Gonzalo Córdoba Estevez en escenografía, Alejandro Ibarra en coreografías y Martín Rodriguez en la dirección y música original, agregando a Verónica Alcoba en la iluminación.

El elenco es de lujo: con la multifacética Lucía Baya Casal luciéndose como María, Belén Pasqualini, mostrando sus dotes como su madre, se desdobla también en la Plapla y la tía Lili y Mariano Mazzei hace lo propio como el Sr. Walsh con su acento inglés y el doctor. Andrea Lovera es una encantadora Dora, la acomodadora, Laura Silva brilla con la vecina Nona y la tía Rose, Gimena Riestra, impecable como la maestra Maricastaña y Juan Andrés Romanazzi (que también compone una genial tía Daisy), Mercedes Torre, Carolina Setton y Federico Fedele son excelentes como los compañeritos de la escuela.  

Acompañados brillantemente por seis bailarines del Ballet Contemporáneo y 12 titiriteros del Grupo de titiriteros del Teatro San Martín, todos cubriendo varios roles o personajes y la banda de 5 versátiles músicos en vivo, hacen que este espectáculo se convierta en una verdadera fiesta. Celebro que una comedia musical de estas características se esté dando en la sala Casacuberta del Complejo teatral de Buenos Aires, porque es un espectáculo maravilloso al que todos pueden acceder.