RECOMENDADOR DE ARTES Y ESPECTÁCULOS

Estreno internacional

Monsieur Lazhar

Por: Sebastián Tabany

Nominada al Oscar como Mejor película extranjera, Monsieur Lazhar presenta la remanida fórmula “maestro nuevo que llega a clase” con una profundidad que habla sobre la pérdida, la culpa y las relaciones.

La historia de un nuevo maestro que llega a la escuela e interactúa con sus alumnos provocando un cambio profundo en cada uno de ellos es un género en si mismo. Desde Adiós Mr. Chips (en sus varias encarnaciones desde 1939 hasta una serie de televisión), La sociedad de los poetas muertos, Aulas peligrosas o inclusive el documental ficcionalizado Entre los muros, la estructura de la relación profesor-alumnos ha sido impermeable al paso del tiempo y no parece haberse acabado la forma de contar el cuento.

Monsieur Lazhar, película canadiense de 2011 que fue nominada al Oscar el año pasado (perdió con la iraní Una separación), está basada en un unipersonal escrito por Évelyne de la Chenelière. Adaptada y dirigida por Philippe Falardeau, el film es la historia de un maestro suplente argelino en la francófona Montreal que llega tras el suicidio de su antecesora.

En el comienzo de la película, vemos como Simon (Émilien Néron), el alumno encargado de llevar la copa de leche a su clase antes de que lleguen sus compañeros, ve a través de la ventana del aula que su maestra se mató colgándose de un caño. Solamente otra estudiante, Alice (Sophie Nélisse), la ve antes de que lleguen las autoridades y lleven a los alumnos al patio. El primer interrogante se plantea: si la maestra sabía que Simon era el primero en entrar ¿Su suicidio fue para que él la viera? La respuesta no se conoce enseguida porque a la escuela llega Bachir Lazhar (el cómico francés Mohamed Fellag), un inmigrante de Algeria que según él ha estado enseñando en la escuela primaria durante diecinueve años.

La directora, la Sra. Vaillancour (Danielle Proulx) es como toda administradora veterana, más afecta a seguir las reglas y no ser demasiado arriesgada pero el carisma y la forma de hablar de Lazhar la convencen de contratarlo amén de que es el medio del invierno y del ciclo lectivo y es muy dificultoso encontrar un suplente.

Durante la blancura que cubre la ciudad hasta el deshielo conocemos a los alumnos, al maestro y la relación entre ellos. Debido a lo acontecido, la escuela les asigna un psicológo para que hable con ellos. El público y Lazhar somos dejados afuera de esas conversaciones aunque el nuevo maestro les asegura que no fue su culpa. Pero esa empatía con su alumnado le vale una reprimenda: no es su área. Tampoco se le permite tocar los chicos bajo ninguna circunstancia; ni como castigo ni para abrazarlos cuando alguno lo requiera. El seguir las reglas transforma a un ser humano que está para ayudar a crecer a otro en un robot.

A medida que transcurre el tiempo vemos como la pedagogía de Lazhar choca con la propuesta por la escuela. Su forma es antigua aunque bien intencionada y su francés argelino no cuadra con el canadiense, lo que le provoca ciertos malentendidos. Además y de a poco conocemos su historia y la mochila emocional que carga, indirecta pero similarmente relacionada la pérdida que sufrieron los chicos.

Por momentos la película tiende a melodramatizarse un poco, pero la fuente originaria – la obra de teatro- tiene tantas aristas y capas de temas a tratar que sale indemne de la melosidad. Y como era de esperar en un film de estas características, los chicos tienen tanto para enseñarle al Sr. Lazhar como él a ellos.

Estreno en Buenos Aires: 11 de abril.