Terrenal

Por: Lucho Gutiérrez

Nueva dirección para la obra de Mauricio Kartun, que parte de contar la relación de dos hermanos para terminar hablando del mundo.

Caín y Abel viven en la Pampa. Tatita Dios les ha dejado un terrenito.

Uno de los hermanos guarda y acumula; el otro vive de lo que le trae el día. Diferentes maneras de ver el mundo los enfrentan sin remedio.

Parecen escapados de algún circo criollo. Hay comedia física, al estilo del gordo y el flaco, buddy movie incestuosa, enmarcada en telones raídos que embolsan el polvo de la llanura.

Mauricio Kartun ofrece una puesta dinámica, con recursos narrativos presentes desde el origen del texto, que despiertan y estimulan la imaginación.

Los diálogos están hechos de hermosas metáforas que mezclan La Palabra con el lunfardo campero y con un rincón de nuestro pasado literario pero reformulado, tergiversado alegremente por el dramaturgo, que lo utiliza para darle un sentido nuevo, para contar cosas que suceden en el hoy.

El texto golpea, tiene algo para decir. Está sostenido por una estupenda tríada de actores, Tony Lestingui, Claudio Martínez Bel y Claudio Da Passano. Cada uno dueño de su personaje, lo conoce hasta en su intimidad, hasta en la elección de los morrones, hasta la última isoca de esta tierra.

"Terrenal" se apoya en el relato de Caín y Abel, pero es más. Describe la historia de la humanidad, del hombre lobo del hombre. Y ese relato universal contiene nuestra propia historia nacional, nuestra rajadura palpitante.

Propone el relato de una ideología, pero contada mientras entretiene, mientras hace reír, mientras invita, mientras pone las cosas en su exacto lugar.

Es una tremenda voladura poética. Es Borges, y es Soriano, y es Anastasio el pollo y Manzi, y es este presente asesino que pesa y mide todo lo que se puede vender. Kartun y compañía son capaces de aludir a la realidad más cruda, a la casta maldita que somos y a la resistencia de la sangre, trabajando desde la ilusión del teatro, esa llama sagrada tan esquiva.