Mar distante

Por: Lucho Gutiérrez

Una hermosa joya, construida por la experiencia de un elenco de experimentados talentos.

 

La actriz, dramaturga y directora Gabriela Izcovich ha compuesto una sinfonía de recuerdos y situaciones  que narran esta creativa historia. Dos hermanos que se encuentran en su edad madura, sin tener previo conocimiento el uno del otro.

Con un cuento que posee una gran carga onírica, se dan el permiso de transitar un código de actuación con una fuerte carga bucólica, que podría ser peligroso de no ser que el excelente elenco conformado por Mercedes Fraile y Roberto Castro en el rol protagónico de los hermanos en cuestión, acompañados por Marcelo Bucossi, Daniel Goglino y la propia Gabriela Izcovich. La comunión de trabajo que se construye entre Fraile y Castro compone un vinculo, que mas allá de la narración, le imprime al espectáculo un clima que es la gran diferencia, el valor agregado que solo los actores de estas cualidades pueden lograr con pequeños gestos e intenciones que provienen de ese cofre del alma, que guarda las herramientas que producen el arte.

El resto, es encontrarse en ese amado espacio, una de las mas bellas cajas negras que posee la ciudad, con grandes actuaciones en función de la puja por construir vínculos unidos por la sangre, por las diferencias que acercan, por los absurdos sentimientos encontrados que generan el amor por un ser en común mirado por diferentes cristales. La fuerza de la poética al servicio del relato, sin mas artilugio que el buen teatro, vacío de toda parafernalia escenográfica, solo algunos objetos que en el imaginario del espectador construyen escenarios del agreste sur argentino o el atiborrado barrio de Parque Patricios. Un espacio y momento que recomiendo transitar y alimentar el alma con buen arte.