RECOMENDADOR DE ARTES Y ESPECTÁCULOS
A través del cuerpo de un actor, las Brujas Fatídicas del páramo de huesos representarán esta tragedia, para nuestra majestad creadora Hécate, también conocida como “el público”.
En esta versión para un actor sobre Macbeth, Pompeyo Audivert, vuelve a arrojar un piedrazo en el espejo de las apariencias ficcionales llevando la actuación a una situación extrema, a un pulso de vértigo y deslinde, mostrándonos el esqueleto que sostiene la tragedia Shakespeareana como un fenómeno paranormal de naturaleza metafísica; el actor como habitación posesa, habitáculo de encarnaciones, punto de encaje de un trance colectivo vinculado a la sospecha existencial de ya haber sido, de estar inscriptos en el eje de inercia de un sinfín implacable, en un teatro llamado mundo que nos detenta como piezas predestinadas a un circuito prefijado e irrevocable de muerte y resurrección. Macbeth es la obra perfecta para este cometido teatral, una obra donde lo sobrenatural, la posesión y el destino se cruzan en unas circunstancias que bien pueden considerarse una pesadilla de pulso epiléptico esquizoide. La imaginación de Macbeth rompe sus cauces, se vuelve vanguardia fantasmagórica de un pensamiento que, estimulado por ella, se torna obsesivo y toma el control de su ser, implicándolo abruptamente en un devenir asesino implacable. En su infinita paranoia, Macbeth, alcanza a atisbar su encrucijada, supone haber sido interceptado, se interroga al respecto de sí, asume ser víctima de una trampa teatral que lo detenta como habitáculo: somos actores de una tragedia circular que ya está escrita, estamos habitados por fuerzas dorsales que viven larvadas en nosotros, rémoras de un crimen social que fundó nuestra perspectiva histórica y no cesa de producirse, somos una sociedad Macbeth, nacida de una voluntad de poder compulsiva, cargada de un imperio que no admite rechazo.
Sala Solidaridad Av Corrientes 1543
Sábado 22h - Domingo 19 y 20:30h